Uno de los hechos más sorprendentes en la carrera de los aspirantes presidenciales de Estados Unidos, ha sido el desenfrenado éxito del multimillonario Donald Trump en los sondeos de opinión.
Esto, sin embargo, no es sorprendente si se toma en cuenta una tendencia de la política en Estados Unidos que se remonta a una época muy lejana: el miedo.
Esta palabra simple de cinco letras funciona si el que la usa quiere ser elegido presidente.
Los profesionales de la política saben que aprovecharse de los sentimientos de la gente, explotando lo negativo, es la manera de tener éxito.
Hay otra palabra un poco más elegante que se usa para describir el miedo excesivo e irracional y la desconfianza: la paranoia.
Esta palabra también funciona en ciertas ocasiones. Al menos en la política de Estados Unidos. La actual temporada electoral presidencial es una de estas ocasiones.
Donald Trump ha sabido explotar los temores de los electores estadounidenses.
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Donald Trump ha emergido en la delantera de los aspirantes a la nominación presidencial republicana porque ha sabido expresar los miedos de muchos estadounidenses: a inmigrantes indocumentados, a terroristas islamistas, a acuerdos de libre comercio con China por los que se perderán empleos.
“Estilo paranoico”La frase de “el estilo paranoico de la política estadounidense” fue acuñada por el historiador Richard Hofstadter.
Él definió Estilo Paranoico como “un fenómeno viejo y recurrente en nuestra vida pública que ha estado frecuentemente vinculado con movimientos de descontento sospechoso”.
En un país que suele tener un optimismo contagioso, es interesante ver cómo el miedo a menudo acecha el suelo de Estados Unidos.
Richard Parker, quien enseña religión en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, ha encontrado que la paranoia en la vida pública del país ya existía incluso en el siglo XVII durante los Juicios de las Brujas de Salem.
Si añadimos a eso las luchas de la vida diaria con la naturaleza, los combates de los primeros habitantes del país con los indígenas de Estados Unidos y las prácticas religiosas milenarias que enseñaban que “se acerca el fin del mundo”, tenemos, dice Parker, “una comunidad preparada para tener miedo”.
Así ocurrió en la ciudad de Salem. La gente se volvió en contra de los habitantes de pensamiento más liberal y los acusó de practicar la brujería.
En esa época, la idea de la brujería no era algo ficticio. La gente en realidad creía en “los malos espíritus que pueden habitar nuestras alams y cuerpos” dice Parker.
“Fue la base de la psicología y fisiología primitivas”.
“Brotes” de miedoA principios de los 1950 hubo otro “brote” de miedo en Estados Unidos. Era una época en que los comunistas ocupaban cargos importantes. Se establecieron listas negras de supuestos y antiguos comunistas en Hollywood.
El Comité de Actividades Antiestadounidenses del Congreso, inicialmente dirigida por el senador Joseph McCarthy, convocó a varios personajes famosos para que testificaran en Washington en contra de sus colegas.
Se arruinaron carreras. Y a quienes se negaban a testificar, como el dramaturgo Arthur Miller, se les anulaba su pasaporte.
Otra fuente de miedo que suele repetirse en la historia del país es la de las sociedades secretas, como los Masones, los Francmasones y la Cabale.
Pero la religión es la base de la mayoría de los miedos.
En los primeros días de la República se sospechaba que los católicos estaban planeando un complot papal para tomar el control del país.
Cuando a fines de los 1840 llegó al país una ola enorme de católicos que huía de la hambruna en Irlanda, esos temores se incrementaron.
Entonces se formó un nuevo partido político, llamado “Know Nothing” (Saber Nada), cuyo credo principal era la antiinmigración irlandesa.
Se instruyó a sus miembros para que dijeran, cuando se les preguntara sobre ello: “no sé nada”.
En la historia de EE.UU. ha habido varios “brotes” antiinmigración desde la llegada de irlandeses católicos en el siglos XIX y judíos en el siglo XX.
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Toda la población de judíos inmigrantes, algunos de los cuales eran socialistas provenientes de Rusia, quedó catalogada bajo la etiqueta de la Revolución Rusa.
Para la década de los 1930, durante un programa de radio semanal el sacerdote católico irlandés Charles Coughlin suscitaba el miedo a los judíos y su promoción de “comunismo en las fábricas, los campos y las minas”.
Después de la Segunda Guerra Mundial el temor se volcó hacia la Unión Soviética. Robert Welch, el fundador del la ultraderechista Sociedad John Birch declaró que el entonces presidente Dwight D Eisenhower era una “herramienta de los comunistas”.
La organización se convirtió en el fundamento de los movimientos políticos comunitarios que han dominado la política de Estados Unidos durante las últimas cuatro décadas.
Y aunque Welch fue repudiado por los conservadores estadounidenses por su declaración sobre el presidente, muchos de estos no tuvieron ningún problema con la forma extrema como la Sociedad Birch suscitaba el miedo sobre una inminente llegada al poder de los comunistas en Estados Unidos
ReligiónLisa McGirr, profesora de historia de la Universidad de Harvard cree que el “estilo paranoico” de la política de Estados Unidos, del que habló Hofstadter, está basado en la religión.
“Está vinculado a la religiosidad: el evangelismo y el fundamentalismo que tienen muchas facetas en la vida estadounidense”.
En los primeros meses de la campaña, la mayoría de los comentaristas y profesionales políticos descartaron a Donald Trump.
Ha aprovechado esos temores, ya sean racionales o no. Y lo ha hecho hablando en términos que no son “políticamente correctos”, según él mismo lo describe.
En Carolina del Sur recientemente conocí a un hombre llamado Robert Sandifer.
De unos 70 años, bien educado y adinerado, se había retirado a una hermosa isla al sur de Charleston, uno de los lugares más bonitos de Estados Unidos.
En febrero comenzará en Iowa la carrera electoral.
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“Donald Trump ha infundido esperanza en la gente”, me dijo Sandifer. “¿Esperanza? A mi me suena como desesperación”, le dije.
Sandifer cortésmente estuvo en desacuerdo. “Si él hace lo que dice que va a hacer, todos tendríamos menos miedo”, afirma. Y para dejar las cosas más en claro, agrega: “Todos sentimos mucho temor del gobierno federal”.
Por: Michael Goldfarb. Periodista estadounidense y autor de “Emancipación: Cómo Liberar del Gueto a los Judíos de Europa Condujo a la Revolución y el Renacimiento”.