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Brittany Maynard cumplió su promesa y murió por suicidio asistido en su casa de Oregón, Estados Unidos, según anunció el grupo que defiende el derecho a la eutanasia Compassion and Choices.
Estas son tres frases que escribió en su cuenta de Facebook antes de su fallecimiento:
1) “Adiós a todos mis queridos amigos y la familia que amo”.
2) “Hoy es el día que he elegido para morir con dignidad debido a mi enfermedad terminal, este cáncer cerebral terrible que se ha llevado tanto de mí... pero que se podría haber llevado mucho más”.
3) “El mundo es un lugar precioso, viajar ha sido mi gran forma de aprender, mis amigos cercanos y colegas son quienes más dan. Tengo incluso un círculo de quienes me acompañan en torno a mi cama mientras escribo... Adiós mundo. Compartan buena energía. Vale la pena!”.
Según la revista “People”, la joven acabó con su vida este sábado en su casa de Portland, en el estado de Oregón (EE.UU.).
DEBATE EN TORNO A LA EUTANASIA
El caso de Maynard ha tenido una gran repercusión mediática en Estados Unidos y ha reabierto el debate sobre el suicidio asistido en el país.
El suicidio asistido es legal en sólo cinco estados, por lo que la joven, residente de Oakland (California), se trasladó junto a su familia al vecino estado de Oregón, que sí permite esta práctica.
Además, Maynard creó el Fondo Brittany Maynard, en cuya página de internet colgó el pasado jueves un video con el objetivo de promover el “derecho a una muerte digna” en todo el país.
“Cuando la gente me critica porque no espero más tiempo o porque no sigo lo que ellos han decidido que es mejor para mí, me duele. Porque yo me arriesgo cada día, cada día por la mañana al levantarme”, comentó la joven.
El pasado enero, poco más de un año después de casarse, Maynard acudió al médico a causa de los fuertes dolores de cabeza que sentía, y le fue diagnosticado un grave tumor cerebral.
El cáncer avanzó rápidamente y los especialistas informaron a la joven de que solo le quedaban unos meses de vida, al tiempo que le explicaron el desarrollo previsto de la enfermedad, que le causaría un gran y prolongado dolor antes de terminar con su vida.
Ante esta situación, la joven decidió trasladarse junto a su familia a Oregón, donde la ley del estado le permitía que los médicos le proveyesen de un fármaco que terminaría con su vida sin causarle dolor, si ella decidía ingerirlo.