Aquel 1 de diciembre de 1955 Rosa Parks no cedió su asiento a un hombre blanco, como ordenaban las leyes racistas de Alabama (Estados Unidos). Ese pequeño gesto encendió la llama de la resistencia pacífica que llevó a la abolición de las leyes discriminatorias en su país. En Huellas Digitales recordamos a la madre del movimiento de los derechos civiles.
Como todos los días Rosa Parks regresaba a su casa al terminar su jornada como costurera en la tienda de departamentos Montgomery Fair (Alabama). Rosa Parks abordó el bus segregado donde los primeros asientos eran para los blancos y los del fondo para los negros.
“Ni siquiera tenía certeza de que sobreviviría aquel día. Simplemente estaba cansada del maltrato. El joven blanco que estaba de pie no había pedido el asiento. Fue el conductor quien decidió crear un problema”, contaría Rosa Parks en una entrevista.
Por ley Rosa Parks tenía que ceder su asiento a aquel joven. El chofer buscó a la policía que le emplazó a levantarse. La costurera de 42 años estaba cansada de ceder y no lo hizo. Fue arrestada y encarcelada. Corría el peligro de ser linchada.
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