“La paz que sella la victoria de las grandes democracias sobre el imperialismo germánico está ya firmada”, reseñaba en su portada la edición de El Comercio publicada el 28 de junio de 1919 en la que se anunciaba la firma del Tratado de Versalles, en Francia, lo que marcaba el fin oficial de la Primera Guerra Mundial.
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Durante los cuatro años de conflicto bélico (1914-1918) se registraron por lo menos entre 15 y 19 millones de muertes civiles y militares, además de 23 millones de soldados heridos, convirtiéndola en una de las guerras más sangrientas en la historia.
En la Primera Guerra Mundial participaron Francia, Gran Bretaña y Rusia, agrupados bajo el nombre de la Triple Entente, contra la Triple Alianza o las Potencias Centrales, integrada por Alemania, Austria-Hungría y posteriormente Italia.
Con el avance de la guerra, Bélgica, Japón, Rumania, Portugal, Estados Unidos, Grecia y China se unirían a la Triple Entente. Italia, en 1915, también pasaría al bando aliado. El Imperio Otomano y Bulgaria, por otra parte, decidirían alinearse a las Potencias Centrales.
La Gran Guerra, como también fue conocido el conflicto, fue cubierta desde sus inicios por El Comercio, que en 1914 dedicó una crónica al asesinato del archiduque y heredero de la corona en el Imperio Austrohúngaro, Francisco Fernando, detonante de la guerra.
“Una nueva desgracia, quizá más espantosa que todas las anteriores, acaba de caer sobre la casa reinante de Austria. Parece que sobre esa desdichada familia pesara una maldición implacable, una de esas maldiciones bíblicas que no perdonan nada y que se extienden de generación en generación”, iniciaba el artículo.
El 11 de noviembre de 1918, representantes de la Triple Entente firmaron un armisticio con Alemania, la última de las Potencias Centrales en rendirse.
El júbilo inundó las calles de las potencias que resultaron victoriosas y el Perú no fue ajeno a estas celebraciones. La edición matutina del 12 de noviembre de 1918 de El Comercio da cuenta de la alegría que inundaron Lima y el Callao al conocerse el fin de la Gran Guerra.
“Han sido extraordinarias las manifestaciones de regocijo público ocurridas ayer en Lima y el Callao, al darse noticia de la victoria definitiva de las naciones aliadas contra imperios centrales (...) Por millares circuló, rápidamente, el número de El Comercio en Lima y el Callao, despertando vivo interés en la generalidad y gran júbilo entre los miembros de las naciones aliadas”, reseñó el Decano en aquella oportunidad.
Según El Comercio, los migrantes fueron los protagonistas de dichas celebraciones, principalmente los dueños de casas comerciales.
“Los miembros de la colectividad inglesa, que son, también, en gran parte, jefes de fuertes casas comerciales, prepararon desde el momento en que cerraron los establecimientos, entusiastas manifestaciones callejeras. Ocupando varios automóviles adornados vistosamente, estos caballeros y algunas señoras, recorrieron las calles centrales, llevando las banderas aliadas entrelazadas con el pabellón nacional”, relataba el Decano.
Siete meses después, la firma en Versalles oficializaba el final de la Gran Guerra. La edición de 10 páginas de El Comercio que fue publicada aquel día da más detalles de la histórica jornada en la que la ex zarina rusa María Fiódorovna desembarcó en el puerto inglés de Portsmouth escapando de la amenaza bolchevique; la ciudad de Glasgow obsequió un león de marfil sobre una base de oro puro a Sir Douglas Haig, general de las tropas inglesas durante la Primera Guerra Mundial; o el despliegue de tropas alemanas contra la frontera occidental de Polonia, un preámbulo del siguiente conflicto que marcaría la historia de la humanidad.