El encierro de cuatro niños y su madre en un centro de detención para migrantes ha suscitado el rechazo de ONG y ciudadanos en Bélgica, donde no se encerraba a menores demandantes de asilo desde hacía casi 10 años, tras varios fallos en contra por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH).
La familia, de origen serbio, ingresó el martes de la semana pasada en una de las nuevas unidades del centro cerrado 127bis de Steenokkerzeel, presuntamente acondicionadas para albergar a menores, tres días después de la entrada en vigor de un decreto real que permite a las autoridades encerrar a menores en virtud de su estatus migratorio o el de sus padres.
Esa norma ha sido condenada por organizaciones como el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Unicef o el Consejo de Europa.
“La detención de niños por razón de su estatus administrativo es inaceptable bajo cualquier circunstancia y puede tener un impacto enorme en la salud mental del niño”, declaró a Efe el director general de Unicef en Bélgica, Olivier Marquet.
El Gobierno insiste en que se trata de una medida de última instancia y sólo por un corto período de tiempo, pero “un día ya es demasiado tiempo”, insistió Marquet.
El miércoles, 15 asociaciones presentaron un recurso ante el Consejo de Estado belga para anular el decreto, que prevé para las familias una estadía máxima de dos semanas prolongable por dos semanas más.
El ingreso de los primeros niños en las nuevas unidades del centro, cuya construcción se había aprobado en 2009, ya motivó la semana pasada la movilización de cerca de 600 personas en torno al famoso Manneken Pis, en Bruselas, para reivindicar que esta fuente en forma de niño sea “el único niño detrás de una reja en Bélgica”.
Otras dos jóvenes irrumpieron al estilo de Femen en la concurrida Grand Place bruselense, frente al Ayuntamiento, desfilando sobre un tapiz de flores gigante instalado temporalmente por el consistorio al grito de “¡Esto no es un escándalo, encerrar niños sí!”.
Este martes, el secretario de Estado de Asilo y Migración, Theo Francken, anunció que la familia sería expulsada tras el rechazo de su petición, aunque permanecerá en Bélgica hasta que se tramite la nueva aplicación interpuesta por la madre en nombre de su primogénita, informó el diario La Libre Belgique.
Tras varias demandas de asilo y regularización, la familia fue trasladada al centro de detención después de escaparse más de una vez de la unidad habitacional abierta donde se encontraban, cuyos habitantes pueden ir y venir mientras un adulto se quede en la casa.
Pero “el problema es que están infrafinanciadas”, explicó a Efe la portavoz de la plataforma Menores en Exilio, Laetitia Van der Vennet.
“Estamos muy preocupados por que el Gobierno diga que estos centros (de detención) son necesarios, porque las alternativas son 'ineficientes'”, dada la gran falta de atención que sufren, añadió la vocera de esta ONG, que promueve junto a Unicef la campaña “No se encierra a un niño”, con el apoyo de 312 organizaciones.
La entidad denuncia que las condiciones actuales de estos centros de retorno de los inmigrantes dificultan el acceso a la educación de los niños, que pueden llegar a estar meses sin ningún tipo de actividad, y de ciertos servicios sociales básicos a la familia, pese a que la Oficina de Extranjería insiste en que están organizadas bajo condiciones “lo más humanas posible”.
La Oficina de Extranjería aseguró en declaraciones a Efe que, pese a los “buenos resultados” de estas unidades, en funcionamiento desde 2009, estaban registrando “una tasa de evasión de más del 30 % en 2018”.
Las nuevas unidades de detención para familias con menores están ubicadas en el centro de repatriación de Stenokkerzeel, en las inmediaciones del concurrido aeropuerto de Bruselas.
La comisaria para los Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic, ya urgió en junio a que Bélgica encontrara alternativas y no volviera a esta práctica en una carta dirigida a Francken.
Por su parte, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya había fallado en 2016 contra Francia por el encierro de menores en un centro cerrado situado en las inmediaciones de las pistas de un aeropuerto, juzgando que la potencia sonora de los aviones suponía una “acumulación de agresiones físicas y emocionales”.
Según La Libre Belgique, una pediatra ya atestó hace dos días que los niños del 127bis están traumatizados y que esto puede tener secuelas a nivel cognitivo, de aprendizaje y de socialización.
De acuerdo a los últimos datos de la Oficina de Extranjería, para 2016, el Gobierno alojó a un total de 144 familias, entre las cuales 316 niños y 214 adultos (580 personas en total), en unidades habitacionales abiertas durante ese año.
En 2016 llegaron a Bélgica un total de 1.500 demandantes de asilo que se declararon menores extranjeros no acompañados (MENA), la mayoría de origen afgano.
Fuente: EFE