IDAFE MARTÍN PÉREZ
Bulgaria tenía a finales de 1980 algo más de 8,8 millones de habitantes, pero en esa década empezó un declive demográfico que no frena. Con la llegada de la democracia, en 1990, la población sumaba 8,6 millones de personas. En el 2007 (año en el que ingresa a la Unión Europea) bajó a 7,8 millones; pero según los últimos datos de Eurostat (la Oficina Europea de Estadísticas), cayó a 7,2 millones de habitantes. Una pérdida del 20%. El país, situado entre Turquía, Grecia, Serbia, Macedonia y Rumanía, apenas recibe más inmigrantes que los que intentan seguir su camino hacia Europa Occidental y la evolución natural de la población tampoco los está ayudando. Basta tomar en cuenta este ejemplo: el año pasado hubo casi el doble de muertes que de nacimientos. Es difícil encontrar en estadísticas de organismos mundiales un caso similar, ni siquiera en países con graves conflictos bélicos recientes como Iraq o Afganistán. Solo Siria, que desde hace 3 años enfrenta una guerra civil que a la fecha ha causado más de 130.000 muertes y cerca de 2,75 millones de refugiados en los países vecinos, supera los datos búlgaros. En el 2009 nacieron 80.956 niños en Bulgaria. En el 2012, (último año con datos oficiales), fueron 69.121. La tasa de fertilidad (niños por mujer) pasó en esos cuatro años de 1,66 a 1,50 y los fallecimientos aumentaron de 108.068 a 109.281. Es decir, más muertos en una población más pequeña. OTROS NÚMEROS DE LA CRISISLos problemas planteados hasta el momento no son los únicos en el país más pobre entre los 28 miembros de la Unión Europea.
En Bulgaria, el salario mínimo legal es de 159 euros mensuales, la mitad que los 337 de Polonia y los 312 de la República Checa, mucho menos que los 753 de España o los 1.500 que rondan en Francia, Bélgica u Holanda.
En el otro extremo se encuentra Luxemburgo, el país más rico del bloque europeo. Sus habitantes tienen como salario mínimo 1.874 euros. EL FUTURO ES INCIERTOSegún un sondeo de la BBC de principios del año pasado, un 37% de los jóvenes quiere irse o, como dice la prensa del país, “votar con los pies”. La crisis económica, que además recoge una tasa de desempleo de alrededor del 12%, más la inestabilidad política que impera en el país han obligado a los búlgaros a cruzar sus fronteras en búsqueda de mejores opciones de vida. Cerca de 180 mil viven en España, 80 mil en Alemania y unos 50 mil en Grecia e Italia. Las proyecciones a futuro tampoco pintan bien. Según Eurostat, para el 2020 la población habrá caído a 7,1 millones. En el 2030, serán 6,6 millones, y para el 2050 ya no llegarán ni siquiera a los 6. Las previsiones son eso, previsiones, pero la tendencia es clara y el futuro del país que vio nacer a Justiniano el Grande parece incierto.