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Descubrir que eres rico en petróleo puede hacer sentir a muchos como si se hubiera ganado la lotería. Pero en las islas Canarias no quieren ni oír hablar de la promesa de convertirse en una región petrolera.
Sol, playa y naturaleza, con un clima privilegiado todo el año, muchos canarios ven el petróleo como una amenaza demasiado seria para lo que les ha dado de comer el último medio siglo.
Hace más de tres décadas se sospecha que en la franja de mar que separa las islas de Marruecos hay petróleo liviano y gas.
Y la petrolera española Repsol se dispone a empezar en los próximos días los trabajos para confirmarlo luego de ser autorizados por el gobierno de España en 2012 en las aguas que separan el archipiélago de Marruecos.
En contra están ecologistas y hasta el gobierno regional. También la mayoría de los ciudadanos: las últimas encuestas, del año pasado, se habla de alrededor de un 60% de oposición al proyecto.
Aunque también hay quienes apoyan la idea y aluden a la diversificación de la economía más allá de turismo y a los 5.000 empleos que promete Repsol.
¿Ricos?
Y eso no es algo menor en la deprimida economía de la región, que con un 33,4% tiene una tasa de desempleo bien por encima del 23% de media en España, sólo superado por el 35% de Andalucía.
“Tenemos la oportunidad de crear riqueza para el país y reducir su dependencia energética”, le dijo a BBC Mundo Kristian Rix, del departamento de comunicación de Repsol.
España importa el 99% del petróleo que consume y, si como planea Repsol, pasará a producir 100.000 barriles diarios en Canarias, la factura se reduciría en US$4.000 millones.
Y al frente se ha colocado el gobierno autonómico del archipiélago. Para Fernando Ríos, comisionado para el Desarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales del gobierno de Canarias, no hay lugar a dudas: “Asumimos todos los riesgos y ningún beneficio”.
“Nuestro modelo económico se basa en turismo de sol y playa, de arenas blancas y aguas cristalinas que es incompatible con una actividad contaminante como es la extracción de petróleo”, le dijo Ríos a BBC Mundo.
Como insisten en el gobierno, hasta el boom del desarrollo del turismo a partir de los años 60, las islas eran exportadoras de productos agrícolas y, por pobres, de emigrantes.
“El turismo a Canarias la sacó del subdesarrollo. Para poner en riesgo esa industria tendríamos que buscar otra que por lo menos fuese igual. Sin embargo, las prospecciones de Repsol en el mejor de los casos tendrán una vida de 20 años. ¿Después de eso qué?”, se pregunta Ríos.
Sin embargo, tanto en Repsol como en el gobierno de España insisten en poner ejemplos de regiones en las que conviven el turismo y la extracción petrolera, como Italia, Noruega o California, en Estados Unidos.
Según le comunicaron a BBC Mundo fuentes del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, “la búsqueda y extracción de hidrocarburos es compatible con otras actividades económicas como la pesca o el turismo”.
Las ballenas
Más allá del riesgo para la industria turística, el otro argumento de los que se oponen a las prospecciones petroleras es el medioambiental.
Y no sólo por el riesgo de que un accidente derive en una marea negra que en cuestión de horas estaría en las playas de Fuerteventura y Lanzarote.
“Los sondeos producen una contaminación acústica que van a afectar a los cetáceos del área y a los que están fuera porque son animales que recorren mucha distancia”, le dijo a BBC Mundo Vidal Martín, presidente de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAP).
El área que separa la costa marroquí y saharaui de las Canarias es especialmente rica en cetáceos, con presencia de hasta 30 de las 86 especies descritas en el mundo.
Según Martín, la zona “es un auténtico paraíso a nivel mundial para los cetáceos, es un lugar privilegiado”.
Los cetáceos se verán especialmente afectados por el ruido de los trabajos del taladro porque usan el sonido para cuestiones cotidianas como orientarse, percibir el ambiente o comunicarse.
“Las grandes ballenas está demostrado que tienden a evitar zonas de prospección porque estos son los sonidos que se generan durante la perforación y se solapan. Se podría generar una pérdida de biodiversidad en el año”, afirma Martín.
Marruecos, sí o sí
Para Repsol, sin embargo, los conservacionistas lo que están tratando de hacer es “demonizar” a la petrolera.
“Ese argumento pretende ignorar que la empresa ha realizado un trabajo muy serio y detallado sobre el ecosistema para obtener la aprobación del estudio del impacto medioambiental”, afirmó Rix.
Rix destaca que obtuvo todos los permisos tras “un trabajo serio, riguroso y científico que ha sido avalado por el Ministerio de Turismo y el de Medio Ambiente”.
“Debemos darle legitimidad a las instituciones por realidades científicas y no cuestiones emocionales”, insistió el representante de Repsol.
En cualquier caso, para la petrolera el argumento definitivo es que, hagan lo que hagan los españoles, Marruecos va a poner en marcha sus propias extracciones petroleras en su lado de esas aguas.
Según Rix: “La pregunta no es petróleo sí, petróleo no, la cuestión es si lo aprovechamos o lo dejamos estar mientras Marruecos lo explota”.