El presidente saliente de Cataluña, Artur Mas, se mostró dispuesto este martes a correr el riesgo de unas nuevas elecciones regionales peligrosas para el independentismo antes de renunciar a la reelección como le exigen los separatistas más radicales.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
“Estoy preparado, a regañadientes porque no es lo que queríamos ni es lo que quiero, para firmar el lunes el decreto de convocatoria de las elecciones”, advirtió Artur Mas en una rueda de prensa en Barcelona.
La figura de Artur Mas, presidente regional desde 2010 y convertido al independentismo dos años después, se volvió el principal obstáculo para que los independentistas en Cataluña pudieran formar gobierno tras obtener la mayoría absoluta del parlamento regional en las elecciones del 27 de septiembre.
El líder conservador había anticipado a esa fecha los comicios previstos para 2016 con la intención de transformarlos en el referéndum por la independencia que Madrid rechazaba sistemáticamente desde 2012.
Artur Mas formó una coalición de su partido liberal CDC con la izquierdista ERC y otras asociaciones independentistas con el único objetivo de obtener una mayoría absoluta y aplicar un plan para declarar en 2017 una república independiente en esta rica región nororiental de 7,5 millones de habitantes. Los independentistas ganaron pero la victoria fue justa: se quedaron por debajo del 50% de los votos y la coalición Junts pel Sí de Mas obtuvo 62 diputados, obligada a una alianza con la izquierda radical separatista CUP (10 escaños) para avanzar hacia la secesión.
Juntos aprobaron en noviembre una resolución parlamentaria lanzando un proceso de secesión y declarándose insumisos a las instituciones españolas, pero no consiguieron formar gobierno ante la fiera oposición de la CUP a investir a Mas, símbolo para ellos de la corrupción y la austeridad.
Las negociaciones se alargaron tres meses y el domingo fracasaron definitivamente: aunque muy dividida, la CUP mantuvo su veto al líder conservador. “Creo que el error de la CUP en su decisión del domingo es de proporciones gigantescas”, les reprochó Mas.
— Desgaste independentista —
Desde su propia coalición, otras voces llamaron a seguir buscando el acuerdo. “Hemos de poder encontrar una salida a esta cuestión”, dijo el diputado de Junts pel Sí, Raul Romeva. “Pedimos a todos que pese las dificultades se sienten y sigan negociando”, coincidió el presidente de ERC, Oriol Junqueras.
Si nada cambia, el domingo se disolverá el primer parlamento con mayoría independentista en Cataluña y el lunes se convocarán para principios de marzo las cuartas elecciones regionales desde 2010, con perspectivas sombrías para los separatistas.
“Tres meses de mayoría independentista en el parlamento no se han transformado en un acuerdo de gobierno. Esto causa un desgaste importante para las formaciones independentistas”, señala Ferran Requejo, catedrático de ciencias políticas de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
La dificultad es todavía mayor en el caso de Mas, que difícilmente podrá reeditar su coalición con ERC y lidera un partido en pleno declive por un macroescándalo de corrupción en torno a su fundador y presidente regional durante 23 años, Jordi Pujol.
Desde Madrid, el jefe de gobierno español saliente, el conservador Mariano Rajoy, también inmerso en duras negociaciones para formar gobierno tras su justa victoria electoral, celebró la repetición de los comicios en la región.
“Lo mejor es que el señor Mas abandonase sus planteamientos independentistas. Pero como eso no va a ser posible (...) lo mejor sería que se celebrasen elecciones”, dijo en una entrevista radiofónica este martes.
Fuente: AFP