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Madrid. Teresa Romero fue dada de alta tras una larga cuarentena que empezó el 6 de octubre. La auxiliar de enfermería fue el primer caso de contagio del ébola fuera de África. Ella se encontraba cuidando a uno de los enfermos repatriados cuando adquirió el peligroso virus.
La mujer de 44 años aún mantiene el espíritu solidario, ella ofreció su caso para ser estudiado y su sangre para curar a otras personas. “Si mi contagio sirve para conocer más de la enfermedad o si mi sangre ayuda a curar a otros, aquí estoy hasta quedarme seca”, dijo durante su primera conferencia de prensa fuera del hospital Carlos III.
Pero no todo es felicidad el día de hoy, porque Teresa tendrá que atravesar la puerta de casa y lidiar con la ausencia de Excálibur, su mascota.
Su marido, Javier Limón, quien también estuvo en cuarentena, anunció días atrás que emprenderán medidas legales por la muerte de su perro y volvió a reiterarlo en esta ocasión, mientras Teresa Romero lloraba a su lado. “Fue ejecutado (...) y ni siquiera se comprobó que estuviera afectado”, sentenció Limón.
La polémica está abierta, ¿Crees que Teresa Romero debe demandar a las autoridades españolas que ordenaron la ejecución de Excálibur?