Miles de judíos sefardíes de todo el mundo siguen con mucha atención el debate de una ley en España que, de aprobarse, les permitirá acceder a la nacionalidad española con más facilidad que la que tienen actualmente, sin tener que residir en ese país.
Personas como Lea Maestro y su familia -que son judíos y ciudadanos bosnios residentes en Sarajevo- estarían entre los beneficiados con este cambio que muchos sefardíes consideran una reparación histórica.
Lea comenzó a tramitarlo por otro mecanismo legal, pero aún no tiene respuesta a su solicitud.
“Desde que era muy pequeña, siempre he sentido a España como mi tierra. Es una conexión muy emocional”, le comenta a BBC Mundo.
El anteproyecto de ley contempla una reforma del Código Civil que permitirá a los descendientes de los sefardíes expulsados de España en 1492 obtener el pasaporte español sin renunciar a su nacionalidad de origen.
El borrador legal todavía debe someterse a un debate parlamentario. De ahí, según le dice a BBC Mundo Juan Bravo, subsecretario de Justicia de España, la ley puede entrar en vigor en julio o a la vuelta del receso vacacional, en septiembre.QUÉ CAMBIA CON LA LEYEl anteproyecto de ley es la respuesta a una vieja deuda con los judíos expulsados de Sefarad (España en hebreo) en 1492, por un edicto de los Reyes Católicos que los obligaba a convertirse a la religión dominante o a abandonar el país en caso contrario.
Habían vivido 1.500 años en España antes de la expulsión y, según los libros de historia, a partir de su salida se establecieron en el norte de África, los Balcanes y el antiguo Imperio Otomano, aunque luego la diáspora se amplió a otros territorios.
Hasta ahora, los sefardíes podían optar a la nacionalidad española por dos vías: después de dos años de residencia en España (al igual que los nacionales de Iberoamérica, Portugal y Filipinas) o por “circunstancias excepcionales”, con la llamada carta de naturaleza, una forma de tener la nacionalidad con criterios más discrecionales prevista en el Código Civil que data de un decreto de 1924.
Sin embargo, el ministerio de Justicia reconoció que “esta segunda vía, al tratarse de un acuerdo del Consejo de Ministros en el que se valoran las excepcionales circunstancias de su vinculación con España, quedaba al arbitrio de los respectivos gobiernos” y por ello emprendió la reforma legal para agilizar los procesos de nacionalización de los sefardíes.QUIÉN PODRIA BENEFICIARSEDe aprobarse la nueva ley, unos 150.000 sefardíes podrán solicitar la nacionalidad española, siempre y cuando demuestren el origen y el mantenimiento de su “vinculación con España”.
La cifra de posibles beneficiarios es producto de cálculos preliminares, reconoce el subsecretario de Justicia, español, Juan Bravo. El número total sólo se confirmará cuando pasen los dos años de plazo para hacer la solicitud -prorrogables a uno más- una vez se apruebe la ley.
Por el momento no hay un censo de sefardíes interesados en pedir la nacionalidad, afirma Bravo, pero las mayores poblaciones están en Israel, Turquía, Venezuela, y “un número más reducido” en Marruecos, Argentina y México, entre otros países.
A partir del anuncio del Consejo de Ministros del pasado 7 de febrero, la Federación de Comunidades Judías recibió hasta 6.000 consultas los primeros días, sobre todo del extranjero. Entre ellos también de Colombia y Estados Unidos.
Diarios israelíes publicaron una lista de 5.200 apellidos sefardíes los días siguientes. Y una lista similar viralizó las redes sociales.
“Si tu apellido aparece en esta lista podrás recibir nacionalidad española”, se titulaba y muchos se alegraron con la coincidencia, sobre todo latinoamericanos.
Pero el gobierno español no da esas listas por oficiales.
“No son listas oficiales del gobierno. No le puedo dar ninguna credibilidad”, aseguró a BBC Mundo el subsecretario de Justicia.VINCULACIÓN CON ESPAÑA“Los judíos normalmente suelen traer talento y espíritu empresarial y eso sería bueno para España. Y también para los judíos que se establecieran aquí”, opina Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, entrevistado por BBC Mundo.
“Es la comunidad judía sefardí de España quien ha solicitado esta legislación al gobierno. Sí hay herederos, estamos los que estamos aquí y hemos mantenido a lo largo de los siglos nuestra fuerte y directa vinculación con España”, agrega Querub.
En España, los judíos no llegan a las 100.000 personas, estima Querub. El 80% de ellos, dice, son sefardíes.
En el anteproyecto de ley, esta Federación –que según Querub es el “interlocutor oficial del Estado judío”- será una de las entidades autorizadas para confirmar, en caso de duda, la acreditación del origen sefardí del solicitante.
Ello se haría con un certificado de origen que emitirían la autoridad rabínica y el consulado español, para corroborar el origen sefardí de los apellidos.
El solicitante también ha de demostrar una “vinculación con España”.
Esta puede pasar por la conservación de la lengua ladina –la versión del español hablado por los judíos sefardíes y que algunos conservaron como lengua familiar durante siglos- y de otras costumbres, como los matrimonios.
¿OTRAS MOTIVACIONES?Más allá de la deuda histórica de España con los sefardíes -también conocidos como “españoles sin patria”-, en medios israelíes y españoles hubo una interpretación política de esta medida desde el momento en que el ministro de Justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón la anunció en noviembre de 2012, en la Casa Sefarad-Israel de Madrid.
Según esas lecturas, la ley es un llamado a reactivar la economía española, todavía en crisis, con una comunidad de reputación en el comercio y la banca.
También, señalan algunos analistas, es una forma de contentar a Israel después de que España apoyara a los palestinos en su aspiración a formar parte de la Organización de Naciones Unidas.
El subsecretario de Justicia dice que “en modo alguno” la ley tiene un propósito económico o político.
“La finalidad última es resolver un problema histórico al que España se ha enfrentado sólo parcialmente hasta la fecha”, contesta.UNA HISTORIA PERSONALEn los últimos siete años, 746 sefardíes obtuvieron la nacionalidad por circunstancias excepcionales. Quedan pendientes unos 3.500 expedientes, afirma Juan Bravo.
Lea Maestro no sabe cuándo se estableció su familia en Bosnia, pero pudo certificar antecesores de hasta 260 años atrás, cuando intentó obtener la nacionalidad desde Sarajevo por esta vía.
Ella y su familia vivieron en España entre 1992 y 1996 como refugiados de la guerra de los Balcanes, pero nunca pudieron optar a la nacionalidad española por tener ese estatus.
“Salimos unas 20 familias de Sarajevo y fuimos a Madrid y luego estuvimos en Málaga cuatro años y medio”, recuerda, en un español de acento casi imperceptible.
Volvieron cuando terminó la guerra y Yugoslavia se había desmembrado. Ahora su país era Bosnia y Herzegovina.
Maestro, nacida en 1985 en la capital bosnia, se dedicó durante más de un año, entre 2009 y 2010, a buscar los papeles que certificaran su origen y pudo armar el árbol genealógico del apellido Maestro hasta el siglo XVIII, explica a BBC Mundo desde Sarajevo.
El cónsul la ayudó a buscar por otros archivos de España y encontraron a un Maestro nacido en Valencia en 1492.
También pudo demostrar que habla el español, entiende el ladino y sus vínculos con actividades culturales españolas. Recopiló todo y entregó la documentación al consulado.
Tuvo que firmar un papel que decía que en territorio español no podía usar la nacionalidad bosnia una vez tuviera la ciudadanía. Los papeles fueron admitidos. Le dijeron que esperara dos años y aún no ha obtenido respuesta.
El gobierno español no espera que esos 150 mil solicitantes estimados vayan a vivir a España.
Mantendrán su pasaporte de origen, “para no tener que condicionar la concesión de la nacionalidad a la residencia”, dice Bravo.
“Habrá muchísimos, la inmensa mayoría, que se mantendrán en sus lugares de origen, donde tienen su vida conformada”, vaticina Bravo.
Lea Maestro, sin embargo, sí quiere venir a España si obtiene la ciudadanía. Siempre quiso volver a vivir aquí. De sus padres, ya mayores, no lo espera.