La Nación /GDA
Tras la sorpresiva abdicación del rey Juan Carlos I de España, las Cortes Generales deberán aprobar una ley orgánica para legitimar la sucesión a favor del príncipe Felipe de Borbón. Este mecanismo está previsto en la Constitución española.
Tal como indica el protocolo, el rey Juan Carlos envío una carta al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, con un breve párrafo en el cual comunicó su voluntad de dejar el trono en manos de su hijo Felipe.
La abdicación aún no está regulada en España. Por eso, el Parlamento tendrá que aprobar ahora una ley orgánica para hacerlo, según establece la Constitución Española de 1977.
Rajoy, anunció hoy la convocatoria de un consejo extraordinario de ministros para mañana para tramitar la renuncia del monarca, de 76 años. “A los efectos constitucionales procedentes, adjunto el escrito que leo, firmo y entrego al Señor Presidente del Gobierno en este acto, mediante el cual le comunico mi decisión de abdicar la Corona de España”, señala el texto que el monarca puso en la mañana de hoy en manos de Rajoy.
Del consejo de ministros de mañana saldrá la ley órganica hacia el Parlamento. Esa ley determinará que la abdicación queda aprobada y la renuncia entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Boletín Oficial del Estado.
La ley orgánica se tendrá que aprobar por mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. De allí pasará al Senado.
EL NOMBRAMIENTO
“Espero que en un plazo muy breve, las Cortes españolas puedan proceder al nombramiento como rey del que hoy es el Príncipe de Asturias”, manifestó Rajoy en la comparecencia institucional en La Moncloa en la que anunció la decisión de abdicar del rey. Se prevé que la proclamación de Felipe como rey se celebre a lo largo de este mes.
La sucesión en el trono español sigue el orden regular de primogenitura, pero la ley prefiere al varón frente a la mujer.
Desde hace tiempo se pretende modificar este punto. Cuando nació la infanta Leonor, la primongénita de los futuros reyes Felipe y Letizia, la presión por el cambio creció, sobre todo cuando la princesa volvió a quedarse embarazada. Pero el nacimiento de otra niña, la infanta Sofía, acabó con esa presión..
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