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Roma. Francesco Schettino, ex capitán del Costa Concordia, dijo hoy que él era el jefe del buque “después de Dios” y que no avisó a los pasajeros del accidente del crucero frente a la isla italiana de Giglio en enero del 2012 para evitar que se lanzaran al agua.
“En la embarcación, el primero era yo después de Dios”, dijo Schettino durante la vista del proceso que afronta por el hundimiento del crucero el 13 de enero de aquel año, en el que murieron 32 personas, y que se celebra en el Teatro Moderno de Grosseto (centro de Italia).
Preguntado por el procurador Alessandro Leopizzi sobre por qué no activó de inmediato la emergencia general para avisar del choque a las 4.229 personas que se encontraban a bordo, el excomandante afirmó que fue porque “temía que cundiera el pánico”.
“Conocía bien el Concordia, quería acercar la nave a la isla y después dar la alarma general. El daño ya estaba hecho. Intentaba mitigarlo”, se excusó Schettino, antes de afirmar que “si hubiésemos dado siete silbidos cortos y uno largo (señal de alarma), con las vibraciones que teníamos, la gente se habría arrojado al agua”.
Sí confirmó, no obstante, que puso el suceso en conocimiento del jefe de la unidad de crisis en tierra de Costa Cruceros, Roberto Ferrarini.
“Ferrarini me dijo 'Llamo yo a las autoridades portuarias”, apuntó Schettino, antes de justificar el hecho de no pedir socorro por radio a la oficina del puerto porque “lo habrían escuchado todos”.
El Costa Concordia encalló y naufragó en las costas de la isla del Giglio el 13 de enero del 2012, cuando se encontraba bajo las órdenes de Schettino, un suceso que causó la muerte de 32 personas y heridas a 64.
El ex capitán afronta un proceso judicial acusado de homicidio culposo múltiple, abandono de la nave, naufragio y de no haber informado inmediatamente a las autoridades portuarias de la colisión.
Según medios italianos, la fiscalía de Grosseto se plantea solicitar una condena de más de 20 años de cárcel para Schettino como el responsable del hundimiento.
Tras la tragedia, el buque permaneció en las costas toscanas hasta el pasado 23 de julio, cuando fue trasladado a Génova (norte de Italia), donde un equipo trabaja actualmente para completar su desmantelamiento definitivo.
El desguace de esta embarcación de 290 metros de eslora y 61 de manga se alargará 22 meses y se desarrollará en dos zonas dentro del puerto genovés, en el astillero de Prà-Voltri y el de Sampierdarena. Fuente: EFE