La Nación de Argentina (GDA)
Los planes utópicos de Adolf Hitler para reconstruir Berlín a escala monumental nunca se materializaron, pero entre los preparativos que sí se llevaron a cabo hubo demoliciones y la utilización de esclavos, en gran parte judíos, según muestra una exposición.
Diseñada por el arquitecto favorito de los nazis, Albert Speer, la grandiosa visión de Hitler para una nueva capital llamada “Germania” requería arrasar zonas enteras de Berlín, cuyos inquilinos desahuciados eran trasladados a apartamentos liberados con la deportación de judíos.
Un museo dentro de la estación de metro de Gesundbrunnen, en el norte de Berlín, explora la ideología y las consecuencias de la “Germania” inacabada de Hitler, con el ruido de fondo de los trenes que pasan en los cercanos túneles.
“No trata de Germania como el hobby de un dictador”, dijo el comisario de la exposición, Gernot Schaulinski. “Trata de las intenciones del proyecto, su ideología y de aquellos que lo sufrieron”, añadió.
Un mapa gigante muestra los planes para levantar un espléndido bulevar, de siete kilómetros de largo y 120 metros de ancho, que estaría flanqueado por grandes edificios que celebrarían el prestigio nazi.
Al final de la avenida se ubicaría un “Gran Hall” de 320 metros de altura que empequeñecería el vecino Reichstag. Coronado por una lámpara de cristal de 40 metros, su techo de cobre verde, con una apertura en la parte más alta, estaba inspirado en el Panteón romano.
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Maqueta final del proyecto Germania (Foto: La Nación)
El distrito en torno a lo que hoy es la cancillería donde trabaja Angela Merkel fue destruido para abrir el espacio en el que se levantaría el Gran Hall. Los familiares de personas enterradas en cementerios que estorbaban para el gigantesco bulevar tuvieron que volverlos a enterrar en otros lugares.
La exposición detalla cómo Speer, que fue encarcelado por su papel en el Tercer Reich hasta 1966, trabajó estrechamente con altos cargos nazis y contribuyó directamente al terror de los campos de concentración.
Speer ordenó desalojos en las zonas demolidas para que los trabajos de construcción se llevaran a cabo rápidamente una vez que Alemania ganara la guerra. Unos residentes “arios” desplazados por las obras fueron trasladados a 24.000 apartamentos ocupados anteriormente por judíos de Berlín.
Por otra parte, Speer y el comandante militar de las SS Heinrich Himmler acordaron utilizar presos de los campos de concentración como mano de obra. Las SS levantaron la mayor planta de ladrillos del mundo en Oranienburg, un campo cerca de Berlín donde muchos presos fueron asesinados o murieron extenuados por las duras condiciones de trabajos forzados.