Los problemas para María Putin empezaron la semana pasada luego de que el vuelo MH17 de Malaysia Airlines, con casi 200 holandeses a bordo, se estrellara y perecieran todos sus ocupantes.
Hasta entonces, el hecho de que la hija del presidente de Rusia viviera en Holanda le importaba poco o nada a la mayoría de holandeses. Pero el ataque atribuido a rebeldes prorrusos presuntamente apoyados por el Kremlin despertó un sentimiento contrario a todo lo que fuera ruso y, más específicamente a todo lo que se apellidara Putin.
La noticia de que la heredera del mandatario ruso vivía entre ellos corrió como reguero de pólvora en las redes sociales y medios holandeses, y el clima enrarecido ha obligado a María Putin a marcharse de los Países Bajos, por un tiempo al menos, según la publicación británica “Daily Mail”.
Ella vivía desde principios del 2013 en un lujoso penthouse –valorizado en 3 millones de dólares, según la prensa holandesa– en la localidad de Voorschoten, a pocos kilómetros del aeropuerto desde donde despegó la aeronave de Malaysia Airlines que fue abatida el jueves 17. Compartía el dúplex con su novio Jorrit Faassen, ejecutivo de una consultora rusa.
UN PEDIDO EXCESIVOA tal punto llegó la animadversión que no pocos holandeses pidieron la deportación de la integrante del clan Putin. Incluso una autoridad, el alcalde de la ciudad de Hilversum, Pieter Broertjes, se plegó a la desproporcionada medida.
El último miércoles, durante una entrevista en una radio neerlandesa, Broertjes pidió que María Putin “fuese expulsada del país cuanto antes”.
Al día siguiente, en Twitter el burgomaestre se retractó de sus declaraciones y admitió su imprudencia. “No fue un comentario muy inteligente”, tuiteó primero. Y luego remató por la misma vía: “Vino de un sentimiento de impotencia que muchos conocerán”. Algunas páginas web pidieron la renuncia de Broertjes por sus excesos.
Mientras tanto, según el diario local “De Telegraaf”, los ucranianos residentes en los Países Bajos llamaron a manifestarse de forma pacífica frente al departamento de la hija del gobernante ruso.
Todas estas presiones obligaron a María a salir del país. “No la hemos visto desde que el avión fue derribado”, confirmó uno de sus vecinos al periódico británico “Mirror”.
Otro de sus vecinos relató: “Ella se mudó aquí el año pasado y se mantuvo todo en reserva. Cuando se conoció quién era, hubo algo de inquietud. Y ahora ocurre esto. Obviamente ella no es culpable de las acciones de su padre, pero no queremos manifestaciones por aquí”.