“Si no fuera por él nos hubiéramos muerto de hambre. Todos nosotros, los impresionistas, le debemos todo”, dijo uno de los grandes maestros del movimiento impresionista, Claude Monet, sobre el papel fundamental en su vida y la de otros artistas que tuvo Paul Durand-Ruel.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Este hombre, que vivió entre 1831 y 1922, fue un comerciante de arte que pocos conocen.
Y al que la National Gallery de Londres catalogó como el “inventor del impresionismo”.
Pero, ¿quién era Durand-Ruel y cuál fue su papel en difundir uno de los grandes movimientos del arte?
La pobreza de Monet
Para entender la importancia de Durand-Ruel basta recordar que dos años antes de conocerlo, en 1868, Monet estaba en una situación económica tan desesperada que trató de suicidarse lanzándose al río Sena.
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Durand-Ruel reconoció la vitalidad en obras como Mujer en su toilette, de Berthe Morisot. (Foto: Instituto de Arte de Chicago Stickney Fund)
Tanto Monet como sus amigos artistas –Renoir, Sisley, Pissarro and Manet– llevaban años trabajando arduamente en condiciones de pobreza.
Sus creaciones habían sido rechazadas por los críticos y las galerías de arte de París.
Pero Durand-Ruel era diferente. Desde niño había tenido contacto con obras más experimentales.
Su padre, que tenía una empresa de venta de insumos de arte en la capital francesa, compraba y vendía pinturas.
Y algunos de esos trabajos de artistas poco conocidos estaban colgados incluso en el dormitorio de Paul.
Encuentro en Londres
Fue en Londres donde Durand-Ruel conoció a Monet y Pissarro. Todos ellos habían llegado a la capital británica escapando de la guerra franco-prusiana.
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El Támesis abajo de Westminster, de Claude Monet. Durand-Ruel conoció al artista en Londres, donde ambos habían buscado refugio de la Guerra Franco-Prusiana. (Foto: National Gallery)
Cuando el pintor Daubigny le presentó a los jóvenes artistas, Durand-Ruel no dudó en comprar varias de sus obras, incluyendo un panorama de Green Park en Londres pintado por Monet.
Fue una transacción que cambió la vida de ambos. Pocos días después, Pissarro, quien también estaba en Londres, llegó al domicilio de Durand-Ruel donde dejó varios cuadros.
Durand-Ruel escribió inmediatamente a Pissarro: “La pintura que me trajo es encantadora y siento no haber estado yo mismo en ese momento para felicitarle en persona. Por favor, dígame cuánto dinero quiere por la obra”.
Cuando Durand-Ruel, Monet y Pissarro volvieron a París también llevaron a comerciante de arte a otros amigos.
Se estima que hasta 12.000 pinturas impresionistas pasaron por las manos de Durand-Ruel.
Los artistas no eran identificados en ese momento como integrantes de un movimiento, simplemente eran pintores unidos por haber sido igualmente rechazados por el “salón” oficial.
Pero Durand-Ruel notó algo en común en esas obras que intentaban plasmar la luz o impresión del instante, antes que las identidades. El marchand comenzó a adquirir obras de Degas, Manet (incluyendo 23 cuadros en un mismo día), Sisley, Cassatt y Renoir.
En cada una de las ocasiones pagó al artista el precio que éste pedía.
“Aliento y coraje”
Durand-Ruel nunca pensó en convertirse en comerciante de obras de arte.
De niño imaginaba ser algún día misionero o soldado, pero cuando su padre enfermó debió encargarse del negocio familiar.
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Durand-Ruel fue casi una figura paterna para muchos artistas. En momentos difíciles, fue Durand-Ruel quien envió mensajes de aliento a Monet. (Foto: Archivos Durand-Ruel)
A pesar de su gusto arriesgado en materia de arte, su carácter era conservador. “Era monarquista y profundamente católico”, dijo a la prensa británica Christopher Riopelle, de la National Gallery.
La esposa de Durand-Ruel falleció en 1871 cuando estaba embarazada de su sexto hijo. Él nunca volvió a casarse. Dedicó su vida a su trabajo con artistas, muchos de los cuales lo veían casi como una figura paterna.
No solo les ayudaba y alentaba en sus carreras sino que pagaba las cuentas médicas y hasta sus alquileres. Lo importante era darles la libertad para seguir creando.
En 1882, Monet le escribió desde Pourville, en la costa de Normandía, donde había pasado el verano pintando playas y acantilados.
“Verás que me siento desanimado. Siento que estoy enloqueciendo y a veces rechazo hasta mis pinturas. Había terminado una obra con flores, pero la destruí, junto a otros tres o cuatro lienzos que rayé y perforé. Sé que es absurdo, me doy cuenta de ello”.
Durand-Ruel respondió esa misma tarde: “Estoy enviando los 1.500 francos que solicitaste. Quiero también enviarte aliento y coraje para que puedas sobreponerte a tus dificultades. Es de la adversidad de donde obtenemos las mejores lecciones. No sientas que no has aprendido nada en tus luchas”.
“Atacado y agraviado”
El comerciante de arte y mentor hablaba por experiencia propia. Cuando comenzó a realizar exhibiciones con obras impresionistas, se montó una campaña en su contra.
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La Galería Grafton en Londres en 1905. Fue allí donde Durand-Ruel realizó una gran exhibición con más de 300 obras de impresionistas. (Foto: National Gallery)
“Fui atacado y agraviado por integrantes de academias, por los críticos de arte más conocidos, por toda la prensa y por la mayoría de mis colegas”, relató.
Para mantener su negocio a flote, Durand-Ruel debió vender obras de su colección consideradas de moda por artistas como Delacroix, Corot, Courbet y Millet. Cuentan que incluso debió usar un intermediario, porque ningún comprador mostraría interés si figuraba el nombre de Durand-Ruel.
El reconocimiento vino finalmente desde Estados Unidos. En 1885 Durand-Ruel fue invitado a exhibir en Nueva York por James Sutton, director de la Asociación de Arte Estadounidense. Durand-Ruel cruzó el Atlántico con cerca de 300 obras.
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(Foto: Museo Nacional de Arte Occidental- Tokio)
En sus memorias escribió luego: “La gente venía a ver las obras de mis nuevos amigos sin ningún prejuicio. La cobertura en la prensa fue tan positiva, y los comentarios del público tan favorables, que fue necesario extender la exhibición y trasladarla a un local más grande. En pocas semanas había vendido casi todas las pinturas”.
Locura y sabiduría
Las noticias del éxito llegaron a París y en 1894 Durand-Ruel pudo pagar a todos sus acreedores.
“Pensar que si hubiera muerto a los 60, habría fallecido lleno de deudas. Al fin los maestros impresionistas triunfaron”, escribió.
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Detalle de “El baño del niño”, de Mary Cassatt. (Foto: Instituto de Arte de Chicago Robert Waller Fund)
“Mi locura acabó siendo sabiduría”.
Hacia el final de su vida también organizó una gran exhibición en Londres, en las Galerías Grafton, con más de 300 obras, incluyendo 196 de su propia colección.
De acuerdo a la exhibición en la Galería Nacional londinense, que investigó los archivos familiares de Durand-Ruel, si bien no creó el impresionismo, sí fue quien lo indentificó y llevó a la atención del mundo.
Sin él, el movimiento no sería lo que es hoy en día.
Para Riopelle, Paul Durand-Ruel deberá quedar anotado en la historia, en el verdadero sentido de la palabra, como quien “'inventó' el impresionismo”.