París. Los parisinos se hacinaban este jueves en las únicas dos líneas de metro operativas, en el octavo día de la huelga contra la reforma de las pensiones que han paralizado los servicios ferroviarios de Francia.
Hubo momentos de tensión en varios puntos del país. La policía lanzó gas lacrimógeno el jueves por la mañana a los ciudadanos en Nantes y los manifestantes prendieron fuego a los vehículos en el puerto mediterráneo de Marsella.
► Gobierno francés mantiene su reforma pero hace concesiones tras una semana de huelga y protestas
Los sindicatos han rechazado de plano las nuevas propuestas del gobierno de Emmanuel Macron para aplicar de forma gradual un modelo que requeriría que los trabajadores más jóvenes, nacidos después de 1974, trabajen hasta los 64 años en lugar de los 62 para obtener pensiones completas.
“No habrá descanso de Navidad hasta que el gobierno entre en razón”, dijo Laurent Brun, de la Confederación General del Trabajo.
La respuesta a la iniciativa del gobierno sugería que los líderes sindicales hablaban en serio el miércoles cuando describieron los paros como “ilimitados”.
Las protestas amenazaban con emular las de 1995, que se prolongaron tres semanas, provocaron la destitución del primer ministro, Alain Juppe, y llevaron a la retirada de una propuesta de reforma de las pensiones. A su vez, esas reivindicaciones se compararon en escala con los emblemáticos actos de mayo de 1968, cuando Francia estuvo al borde de la revolución.
Aunque los parisinos se han visto afectados por los paros en el transporte público, otras zonas del país sufrieron menos problemas y los trabajadores en huelga han disfrutado de un apoyo público generalizado, según sondeos.
“Comprendo totalmente por qué la gente está en huelga (...). Obviamente, todo el mundo se ve afectado por la reforma de las pensiones”, sostuvo Nicolas Lipitei, que viaja habitualmente entre Londres y París.
“(Pero) creo que debería haber mejores soluciones para que la gente llegue a trabajar. Es un impacto enorme en la economía, un impacto enorme en la vida de la gente en general”, añadió.
Muchos franceses y los sindicatos que lideran la huelga temen que el nuevo sistema obligue a la gente a trabajar más para recibir pensiones pequeñas.
Los cambios garantizarían que el sistema de pensiones sea “justo y sostenible” ante una creciente población con un número récord de nonagenarios.
Fuente: AP