FRANCISCO SANZRedacción online
Bienvenido al clan. El presidente de Francia, Francois Hollande, (y su presunto 'affaire' con la actriz Julie Gayet) se suma a la lista de los mandatarios del país europeo que protagonizaron sonadas historias de amor al margen de sus relaciones oficiales.
Numerosos affaires fueron atribuidos, por ejemplo, a los ex mandatarios Valery Giscard d'Estaing (1974-1981) y Jacques Chirac (1995-2007). Del primero de ellos se recuerda especialmente el episodio del “camión del lechero”, revelado en 1974. Policías y bomberos llegaron al alba al lugar de un accidente, donde encontraron al mismísimo presidente -en compañía de una célebre actriz- en problemas por haber chocado contra un vehículo repartidor de leche.
En cuanto a Chirac, al llegar a la presidencia tenía ya una bien cimentada reputación de donjuán. En una entrevista, publicada casi al final de su mandato, Chirac reconoció su gusto por las mujeres, aunque aclaró que “nunca había abusado de ello”. Y, por supuesto, calificó de exageradas las palabras de su esposa Bernadette, según la cual las mujeres “galopaban” detrás de él.
EL MÁS CÉLEBRE DE TODOS
Pero si un gobernante francés se lleva la palma en este tipo de escándalos, ese es Francois Mitterrand (1981-1995). A lo largo de los 14 años de su presidencia fueron copiosos e insistentes los rumores de sus infidelidades y de su doble vida sentimental. En noviembre de 1994, la revista “Paris Match” publicó las fotos de Mazarine Pingeot, una joven de 19 años muy parecida a Mitterrand y cuya existencia estuvo oculta todo ese tiempo.
Al fallecer el ex presidente de cáncer de próstata a principios de 1996, las dos familias, Mitterrand y Pingeot, asistieron juntas al sepelio. La mismísima esposa del político, Danielle, invitó a la hija ilegítima y a su madre a los funerales.
Un mes después, en una reveladora entrevista, Danielle habló de su esposo fallecido como Francois el seductor. “Veía cómo se excedía y esforzaba en el arte de la seducción frente a chicas jóvenes que pasaban por aquí. Era Francois, el seductor”. Al añadir que eso era parte de la vida, lo reconoció sin tapujos: “Sí, estuve casada con un seductor. Estuve con él porque era diferente. Con él, la vida nunca fue aburrida”.