Roma (EFE).- El Costa Concordia, crucero siniestrado en 2012 frente a la isla italiana del Giglio y que causó la muerte a 32 personas, vuelve a flotar, según informaron las partes implicadas en las operaciones de rescate del barco.
Las operaciones de reflote comenzaron. En esta primera fase la embarcación se desprendió de las plataformas artificiales submarinas en las que permanecía apoyada con ayuda de unos grandes contenedores metálicos.
Posteriormente, fue trasladado 30 metros mar adentro en dirección Este, para ser atracada y que los técnicos puedan completar algunas operaciones, como la tensión de cables y cadenas, antes de su traslado definitivo a Génova (norte).
De este modo y ayudada por varios remolcadores, la nave recorrerá 200 millas náuticas (370 kilómetros) a una velocidad de dos nudos (3,7 kilómetros por hora).
Será en esa ciudad italiana donde se procederá a su desguace, tal como anunció el primer ministro italiano, Matteo Renzi, el pasado 30 de junio.
“Estamos extremadamente satisfechos con los resultados obtenidos esta mañana”, afirmó en rueda de prensa el responsable del proyecto, Franco Porcellacchia.
El administrador delegado de la compañía Costa Cruceros, Michael Thamm, afirmó que “el coste de las operaciones es difícil de estimar”, pero calculó que la operación de reflote podría alcanzar los 1.500 millones de euros.
Los responsables de las operaciones de reflote de la embarcación informan en su perfil de twitter de la evolución de los trabajos, cuyo comienzo fue posible debido al estado favorable de la mar.
En el puente, guiando las operaciones de reflote de la nave, se encuentra un equipo de doce hombres y mujeres, los mismos que ya participaron en el proyecto de rotación del Costa Concordia el pasado septiembre.
El naufragio del Concordia ocurrió el 13 de enero de 2012, después de que el capitán de la nave, Francesco Schettino, decidiera acercarse a la costa de la isla, impactando con un escollo que rompió el casco de la embarcación, haciéndola naufragar.
Schettino actualmente afronta un proceso judicial en el que se le acusa de homicidio culposo múltiple, abandono de la nave, naufragio y no haber informado inmediatamente a las autoridades portuarias de la colisión contra un escollo que provocó el naufragio.
El impacto contra las rocas provocó una rotura de 70 metros en el casco y comenzó a hundirse a 150 metros de la costa. En el barco viajaban 4.229 personas, de ellos 3.209 pasajeros de 62 nacionalidades.