Deben ser pocas las parejas de políticos que no vean con buenos ojos el convertirse en primera dama de un país. Muchas de ellas pueden ver en ese cargo simbólico la oportunidad de ganarse un lugar en el corazón de la población y de acceder a un lugar en la escena política. Si ese era el anhelo de Valérie Trierweiler, debe sentirse dolorosamente frustrada. Por estos días, la pareja del presidente Francois Hollande, es la parte afectada de un triángulo amoroso. Y lo más triste es que actualmente pocos en Francia parecen tener ganas de salir en su defensa.
Hoy se ha hecho público que Trierweiler se encuentra hospitalizada desde el viernes, fecha en la que revista “Closer” hizo pública la relación secreta que Hollande tiene con la actriz Julie Gayet. La revelación ha causado un ataque de nervios a una primera dama poco querida por la población.
En marzo del 2013, una mujer de Dijon le soltó una frase bastante incómoda al mandatario galo. “No se case con Valérie... sabe , no la queremos en Francia”, le dijo la señora durante un acto público. Dichas palabras no expresaban un sentimiento aislado ya que por esos días varios sondeos indicaban la baja popularidad de la primera dama.
A pesar de que Trierweiler cumple el papel de primera dama no está casada con Hollande. Esta periodista divorciada en dos oportunidades y madre de tres hijos tiene una relación con el líder socialista desde el 2000, tiempo en el que estaba casado con la ex candidata presidencial Segolene Royal, pero recién en el 2010 se hizo pública.
Trierweiler se hizo conocida en los medios franceses por sus entrevistas políticas en canales de televisión y en la revista “Paris Match”. Sin embargo, la candidatura presidencial de Hollande al poder la obligó a dejar las páginas políticas y dedicarse a reseñas culturales. La llegada de su pareja al poder no le cayó bien ya que protagonizó varios incidentes con sus ex compañeros de prensa que la bautizaron la 'Rotweiler' por su rechazo a ser fotografiada. No obstante, su caída en popularidad se produjo tras hacerse público un tuit en el que apoyaba a un político que competía por un cargo público contra Royal.
En los últimos meses, Trierweiler hizo un mea culpa y se enfocó en mejorar su popularidad. “Es muy aterrador al principio. No tienes ni idea de lo que te espera y, al mismo tiempo, todo el mundo tiene los ojos puestos en ti. Temía ser juzgada, observada”, señaló en una entrevista publicada en octubre. Un mes antes había abierto las puertas del Elíseo a las cámaras y acompañado a unos 5.000 niños de zonas desfavorecidas de la capital francesa a las playas de Cabourg. Como lo indicaba en un artículo la corresponsal de “El País” Ana Teruel, de esa manera buscaba romper con su imagen de mujer fría.
Sin embargo, ahora los golpes a Trierweiler no vienen de fuera del Elíseo. Ahora no tiene que bregar por recuperar las preferencias del pueblo francés sino por las de su pareja.