Rosario. Un niño de ocho años está internado en grave estado desde ayer, tras recibir un balazo en la cabeza cuando esperaba para jugar un partido de fútbol en un club de la zona sudoeste de la ciudad santafesina de Rosario (Argentina).
Las autoridades del lugar informaron que Benjamín fue trasladado de urgencia al Hospital de Niños Vìctor J. Vilela de Rosario, donde fue operado y quedó en terapia intensiva. El incidente tuvo lugar por la tarde, al momento en que el niño esperaba junto a nueve compañeros para jugar en una de las canchitas del Club Paulo VI, situado en la calle Garzón y bulevar Seguí, del barrio Goy. Fue allí que recibió un disparo de arma de fuego, aparentemente de una bala perdida.
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Según lo publicado por el diario La Capital, al momento de hacer ejercicios, Benjamín se desplomó sobre el piso y se golpeó la cabeza. Enseguida, ante la cantidad de sangre, se acercaron los entrenadores y los familiares que habían ido a ver el partido.
El menor, quien juega desde los 7 años en el club 7 de Septiembre, de la zona noroeste de Rosario, es sobrino del exdelantero de Newell's y Banfield Mauricio Sperdutti, quien esperaba en el Hospital Vilela junto a los padres del pequeño.
“Fue terrible porque el chico estaba haciendo una entrada en calor, había muchos pibes, era una actividad normal, un partido de fútbol entre clubes. Benjamín juega desde muy chico en el Club 7 de Septiembre. Los padres están destruidos”, declaró hoy Sperdutti de acuerdo con la agencia Télam.
Después de ser intervenido, Benjamín fue derivado a la unidad de terapia intensiva, donde se irá monitoreando su estado de salud para evaluar si debe ser operado una vez más.
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El caso quedó en manos de la fiscal de Flagrancia, Verónica López, quien ordenó al gabinete criminalístico de la Policía de Investigaciones investigar quienes estaban en el lugar al momento de los hechos para recolectar testimonios.
No es la primera vez que Rosario se ve afectada por un caso como este: en noviembre del año pasado Pablo Silva, un niño de 14 años, murió al recibir una bala perdida mientras miraba cómo jugaban sus hermanos en una canchita de Garibaldi y Puyrredón, en el barrio Alvear, también en la zona sudoeste de la ciudad. El disparo había sido producto de una pelea entre bandas de narcos.