Buenos Aires, DPA
Presidenta histórica de las Abuelas de Plaza de Mayo, la incansable luchadora por los derechos humanos Estela de Carlotto vivió hoy el día que añoraba desde hace 36 años: encontró a su nieto, que nació en cautiverio durante la última dictadura militar argentina (1976-1983).
“Querido nieto, qué no daría para que te materialices en las mismas calles en las que te busco desde siempre. Qué no daría por darte este amor que me ahoga por tantos años de guardártelo”, escribió la activista en una carta en el 2011.
La hija de De Carlotto, Laura, que estaba embarazada, fue secuestrada el 26 de noviembre de 1977, estuvo detenida en el centro clandestino La Cacha y fue asesinada meses más tarde. Antes, dio a luz a su hijo el 26 de junio de 1978.
Desde entonces, De Carlotto, como tantas otras mujeres, salió a la calle a manifestarse, a golpear puertas de iglesias, cuarteles, orfanatos y hospitales en busca de sus nietos.
En medio de la dictadura que desapareció a 30.000 personas, según organismos de derechos humanos, De Carlotto se transformó en una de las abanderadas en la lucha contra la apropiación ilegal de bebes, muchos de ellos nacidos en centros clandestinos de detención o entregados de forma ilegal a otras familias, en todos los casos suprimiendo su identidad.
“Siempre fui así: una persona activa y participativa desde chica, muy defensora de las personas agraviadas. Y ya tenía estrategias incorporadas por los consejos de mis hijos militantes”, le dijo a la agencia DPA De Carlotto, de 83 años, durante una entrevista en París en marzo pasado.
Las Abuelas de Plaza de Mayo figuran desde hace varios años entre los candidatos a recibir el Nobel de la Paz. Sin embargo, la presidenta le resta importancia al galardón.
“Nosotros no trabajamos para recibir premios. El premio mayor es recuperar un nieto. No hay alegría y satisfacción más grande que esa. Hay quien considera que hemos hecho algo inédito, único. Y seguimos haciéndolo”, dijo De Carlotto, nacida en Buenos Aires en 1930.
La activista, quien fue maestra de escuela primaria, contó que cuando secuestraron a su esposo, salió a tocar puertas para encontrarlo: a un político poderoso, a la iglesia, a todo el que pudiera decirle algo.
“No me quedé quieta ni llorando ni con miedo. Mi personalidad hizo que saliera a buscar una respuesta. Al final me pidieron un rescate, lo dimos y recuperé a mi marido”, dijo.
Con su hija hizo lo mismo pero los militares le entregaron el cadáver. Y la siguiente lucha, más larga, fue recuperar al hijo de Laura, a su nieto. De Carlotto no tenía ninguna función pública cuando despareció Laura, uno de sus cuatro hijos.
“Espero ese día con la certeza de mis convicciones sabiendo que además de mi felicidad por el encuentro tus padres, Laura y Chiquito y tu abuelo Guido desde el cielo, nos apretarán en el abrazo que no nos separará jamás”, dijo De Carlotto en el 2011.
Tantos años de búsqueda y esfuerzos de las Abuelas de Plaza de Mayo desembocaron en la restitución de la identidad de 113 nietos, a los que hoy se sumó el de De Carlotto, una luchadora que promete seguir dando batalla.