“Toda moneda tiene dos caras y deben verse por igual antes de juzgar”, dice por teléfono. Está acongojada. Un video la muestra como villana inyectando una jeringa vacía a un abuelo. Otro caso, uno más en Colombia. Y admite que nunca pensó que le sucedería a ella.
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Es la auxiliar de enfermería que se está haciendo viral por el video en una clínica de Villavicencio que presenta la misma escena de lo ocurrido en Floridablanca y Medellín: jeringas vacías en brazos izquierdos y nuevos chuzones para aplicar, ahora sí, las anheladas vacunas.
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Confiesa que alcanzó a bromear con sus compañeras sobre el tema. Ya había visto lo que había pasado con sus colegas en otras ciudades. Se sabía muy precavida y por eso nunca pensó que le pasaría.
Prefiere no decir su nombre. Tiene 25 años y le ha puesto el pecho a la pandemia de coronavirus en los últimos meses. Lleva más de 200 vacunas aplicadas en una semana y cero incidentes, hasta ayer.
Antes del mediodía estaba en una nueva jornada de vacunación cuando fue el turno de don Emiliano Parrado, un adulto de 83 años, quien llegó con su nieta. “La joven me pidió que si podía grabar y le dije que sí, siempre intento incluso que los pacientes se rían y que salgan bien en las fotos”, manifiesta.
Procedió a explicarle el procedimiento con la vacuna de Sinovac que le aplicaría, le dijo los cuidados que debía mantener y le dio la cita para la segunda dosis el 12 de abril.
“Uno sabe cuándo la gente está grabando y no me da rabia porque yo haría lo mismo. Cogí el algodón y le metí la jeringa, pero cuando lo hice caí en cuenta que se me olvidó introducir la dosis”, recuerda.
Todo quedó en un video que según ella también capta la parte en la que le explica a la nieta el error, le ofrece excusas y le pregunta si puede repetir el procedimiento. “Le confesé que no sabía qué estaba pensando cuando metí la aguja y que me perdonara. Todo eso debió quedar en el video pero solo se publicó la primera parte”, asegura.
“Fue culpa mía. La verdad no sé qué me pasó. Pude quedarme callada, pero a mí me enseñaron que uno tiene que decir la verdad así le venga el mundo entero encima y por eso le dije a la nieta de mi error. Mi deber era hacerlo para que el señor no se fuera sin dosis, estaba en juego una vida”, afirma.
La auxiliar de enfermería manifiesta, además, que la nieta de don Emiliano aceptó las disculpas y permitieron la nueva inoculación.
En ese momento el tema no pasó a mayores. Sin embargo, en la tarde, cuando ya esperaba el bus para irse a casa, la llamaron de la clínica para que se devolviera. El video ya estaba en redes sociales y a esta mujer no la bajaban de delincuente.
“He visto los comentarios y son horribles. Me están investigando y con mi trabajo yo sustento a mis hijos. Yo soy una simple trabajadora. Una auxiliar de enfermería que ama lo que hace. Y solo puedo decir que un error lo comete cualquiera”, asevera.
De nuevo, le pide disculpas a don Emiliano “porque a mí me tampoco me gustaría que se equivocaran con una vacuna” y remata diciendo que como trabajadora de la salud entiende de la importancia y seriedad del proceso y por eso siempre intenta dar lo mejor en su trabajo, “pero otra vez terminamos maltratados y todos olvidan lo bueno que hemos hecho”.
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