La Habana. Cuba proclamó este miércoles su nueva Constitución, que sustenta un socialismo “irrevocable” aunque con aperturas al mercado, en momentos de aprietos económicos y la creciente hostilidad de Estados Unidos por el apoyo de La Habana a Venezuela.
La Asamblea Nacional (Parlamento) celebró esta sesión símbólica, cuando se cumplen 150 años de la primera constitución de los independentistas contra la corona española.
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“La Nueva Constitución es hija de su tiempo y refleja la diversidad de la sociedad. Deviene en un legado para las nuevas generaciones de cubanos”, dijo Raúl Castro, primer secretario del único y gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), en el discurso de proclamación.
La nueva carta magna, que sustituye a la de 1976, fue sometida a referendo popular y aprobada por el 78,3% del padrón electoral, cifra que el gobierno consideró una victoria, aunque lejos de la casi unanimidad lograda para aprobar a su antecesora.
-“Sin miedo a EEUU” y apoyo a Maduro -
Castro criticó el tono “cada vez más agresivo” de Estados Unidos contra el sistema socialista y de partido único, pero advirtió que Cuba no dará marcha atrás.
“No renunciaremos ni a uno solo de nuestros principios (...) Hemos hecho saber a la administración estadounidense que Cuba no tiene miedo y seguirá construyendo el futuro de la nación sin injerencia extranjera”, dijo.
Cuba mantiene el apoyo a su aliado Nicolás Maduro, presionado por Estados Unidos para que renuncie o sea derrocado. Washington reconoce al opositor Juan Guaidó como presidente de Venezuela y sancionó a 34 embarcaciones que transportan crudo venezolano a la isla.
“Ratificamos la firme solidaridad y apoyo a la revolución bolivariana y chavista (...) Jamás abandonaremos el deber de actuar en solidaridad con Venezuela, no renunciaremos a ninguno de nuestros principios y rechazaremos enérgicamente toda forma de chantaje”, aseguró Castro.
Venezuela es un importante socio cubano, proveedor de combustible y consumidor de sus servicios médicos, con más de 20.000 profesionales, según el líder del PCC.
Tras el histórico acercamiento entre Barack Obama y Castro en 2016, el gobierno de Donald Trump dió marcha atrás, arreciando la hostilidad contra la isla, y el mandatario estadounidense ha dicho que los días del socialismo “están contados” en Venezuela, pero también en Cuba y Nicaragua.
Estados Unidos, que aplica un embargo contra la isla desde 1962, amenaza con activar desde mayo el capítulo III de la ley Helms-Burton, que permite demandar en tribunales federales a compañías que se benefician de activos nacionalizados en Cuba después de la revolución de 1959.
Washington ya tiene en su lista negra a una serie de empresas cubanas vinculadas al comercio y turismo, administradas por las Fuerzas Armadas. Esta situación ha alarmado a los inversionistas, aunque Cuba garantiza estabilidad.
La administración Trump también canceló un acuerdo entre las Grandes Ligas y la Federación Cubana de Béisbol, que habría permitido la migración legal de jugadores cubanos.
La Casa Blanca maneja la opción de reincorporar a Cuba a la lista de países que apoyan el terrorismo, lo que sería un duro golpe para la isla, que busca inversiones para estimular su economía.
-Economía bajo fuego-
En su nueva Constitución, Cuba reconoce el papel del mercado y de la inversión privada y extranjera en la economía, buscando impulsar las reformas iniciadas en la última década, acordes a los nuevos tiempos, que le permitan crecer.
Actualmente unos 591.000 cubanos trabajan en forma privada, lo que representa el 13% de la fuerza laboral del país. Pero mantiene al PCC como “fuerza superior” del Estado y la sociedad y le otorga un carácter “irrevocable” al sistema socialista que vive Cuba desde 1961.
En medio del cerco estadounidense y deficiencias en la administración económica interna, Cuba ha sufrido en los últimos meses problemas en el abastecimiento de alimentos y hasta el recorte de las páginas en el diario oficial Granma, una medida similar a la primera medida adoptada para enfrentar la crisis de los 90, conocida como el “Período Especial”.
“No se trata de regresar a la fase aguda del 'Período Especial' de la década de los años 90 (...) Hoy es otro el panorama en cuanto a la diversificación de la economía, pero tenemos que prepararnos siempre para la peor variante”, dijo Castro, quien gobernó Cuba entre 2008 y 2018, para luego dejar el mando en manos de Miguel Díaz-Canel.
La nueva Constitución entrará en vigencia después de su inminente publicación en la Gaceta Oficial.
En ella se restituyen los cargos de presidente de la República y primer ministro, ambos desaparecidos en 1976, cuando el presidente de los Consejos de Estado y Ministros, se instituyó como primera figura del país.
Toda esa reestructuración del gobierno debe hacerse a lo largo del año.