Los habitantes del barrio pobre donde descansan los restos de Hugo Chávez prevén mayores penurias económicas después de sumarse a la mayoría del electorado, que dio una amplia victoria a la oposición de Venezuela contra el partido socialista fundado por el fallecido presidente.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Aunque la nueva Asamblea Nacional elegida el domingo se aboque a enderezar el rumbo económico, la situación en este barrio de Venezuela podría agravarse antes de empezar a mejorar. Los controles de precios y cambio que han convertido la vida cotidiana en una lucha para conseguir alimentos y medicinas son los mismos que protegen a los pobres de la hiperinflación.
“Es muy difícil eliminar los controles económicos. Aunque uno haga todo bien, podría perjudicar a muchos pobres en el corto plazo”, dijo el profesor de ciencias políticas Javier Corrales, del Amherst College de Massachusetts.
Alrededor de la Parroquia 23 de Enero, diversos retratos de Chavez contemplan a la población desde los muros: Chávez, el general de rostro pétreo; Chávez, el niño destinado a la grandeza; Chávez, ya mayor, descansando en una hamaca; el joven Chávez planificando un golpe de estado en Venezuela en 1992 desde este mismo barrio.
Pero lo que preocupa a Jhon Ramírez no es tanto el haber traicionado al hombre cuyo rostro aparece a cada vuelta de esquina como saber si habrá comida para comprar en enero, siempre un período de grandes carencias cuando las fábricas dan largas vacaciones a sus trabajadores. Expresó la esperanza de que los nuevos políticos no sean como los de ahora, interesados solamente en sus propias ganancias.
El barrio patrullado por pandillas de motociclistas progubernamentales se volvió contra el partido socialista por primera vez el domingo, como parte de la marea de votos castigo que se desencadenó contra el gobierno debido al derrumbe de la economía y dio a la oposición una victoria amplia en las elecciones legislativas.
El ambiente cambió de la noche a la mañana.
El día de las elecciones, muchos en el barrio estaban en su puerta con una copa de ron. Jóvenes sonrientes bailaban reggaetón y agitaban el dedo meñique manchado de pintura indeleble para proclamar que habían votado por el cambio.
Los socialistas perdieron aquí por menos de un punto porcentual. En las legislativas anteriores, en 2010, habían ganado por un margen de casi dos a uno.
El lunes, las puertas de viviendas y negocios estaban cerradas, y grupos paramilitares progubernamentales vigilaban los espacios públicos en este barrio que lleva por nombre la fecha en que finalizó la última dictadura militar venezolana.
Chavistas armados siguen patrullando las calles. Uno de ellos ordenó a la periodista de la Associated Press el martes que se fuera de la “zona libre de burguesía”.
La coalición de partidos que se presentó contra el gobierno de Nicolás Maduro ha prometido liberar a los dirigentes opositores encarcelados, pero sus propuestas económicas son escasas. La economía adolece de pérdida de reservas, un fuerte gasto oficial preelectoral y falta de ingresos por la caída de los precios del petróleo, la mercancía que constituye el 95% de las exportaciones.
Algunos habitantes, como la mujer que vende pescado fresco en las estrechas callejuelas adoquinadas, temen que la oposición descuide la economía y se dedique a desmantelar la administración socialista.
El presidente Nicolás Maduro aprovecha esos temores. En un discurso el lunes por la noche acusó a la oposición de no tener un proyecto político, y de tener un solo objetivo: destruir la revolución.
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