Pese a la crisis, pese a los problemas, Nicolás Maduro tiene varios millones de personas dispuestas a reelegirlo el domingo como presidente de Venezuela.
Aunque tiene un alto porcentaje de rechazo, hay un núcleo duro del voto de unos 4-5 millones que se mantiene leal al líder del chavismo, que podría llegar con Maduro a los 20 años en el poder.
Sus simpatizantes aún confían en el dirigente por convicciones políticas, por experiencias personales, por no encontrar una alternativa mejor o por fidelidad a Hugo Chávez.
Y eso hace favorito a Maduro en una elección sin sus principales rivales, que están presos o inhabilitados, y en la que parte de la oposición llama a no votar porque considera que el proceso es fraudulento.
No están de acuerdo en la comuna Rogelio Castillo Gamarra, que está en Petare, el que se considera como el barrio popular más grande de América Latina, en el este de Caracas.
Al entrar, en una gran pared a la izquierda, un retrato pintado del guerrillero desaparecido mira a un cartel de propaganda con Chávez y Maduro enfrente. En el interior de la comuna, afiches de campañas pasadas, con ambos presidentes, y fotos del Che Guevara, Fidel y Raúl Castro o Simón Bolívar.
Obilia Madrid es del comité ejecutivo de la comuna, una forma de organización comunitaria autogestionada promovida por Chávez. Su camiseta, con una M grande tricolor, no da lugar a dudas de su elección. “Votaré por Maduro. Es el legado de Hugo Rafael Chávez Frías”, dice.
— “Con convicción” —La primera vez que votó fue con 26 años, en 1998, cuando se postuló Chávez por primera vez.
“En la cuarta (república, como el chavismo define al periodo previo al triunfo de Chávez) no había votado jamás. Y te diré: sigo aquí, con convicción. Yo no he recibido nada, ni casa, ni nada de nada. Pero gracias a este proceso es que nosotros (los pobres) hemos visto la realidad del país”.
Habla de las misiones, los programas sociales promovidos por el chavismo y dice que eso es el legado, “lo que Chávez dejó para encaminar nuestra situación”.
“No es para comprar un voto, sino por la necesidad de las personas”, dice, rechazando a los que justifican el apoyo al chavismo por el clientelismo.
Ella misma forma parte de una de las misiones, Barrio Adentro, que lleva atención primaria de salud a las zonas más pobres del país. En la comuna, hay varias estancias dedicadas a esto, la principal, una sala odontológica.
“Cuando el deslave de Vargas (1999) aquí llegaron los médicos cubanos a ayudar y en Petare pidieron voluntarios. Yo soy auxiliar de enfermería y colaboré para ayudar a la gente”.
Desde ese momento se vinculó al chavismo a través del trabajo con la comunidad. “Quiero mi revolución. Con ella nací y con ella muero”.
— La “guerra económica” —Sí reconoce que antes había de todo y ahora no se consiguen medicamentos.
“Los bachaquean (revenden de contrabando). El presidente ha desmantelado galpones donde tenían retenidas medicinas. La guerra económica, y también la social, está muy fuerte. Maduro ha dado el todo por el todo, pero hay mucha mano pelúa (gente que lo torpedea) detrás”.
Madrid repite así el argumento que da el gobierno de Maduro para justificar la hiperinflación y el desabastecimiento.
Desde esta comuna se hace trabajo social con los vecinos y se entregan las cajas del CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción), una selección de productos alimenticios que el gobierno vende a un precio subsidiado.
Santiaga Aponte es la encargada de organizar las 22.740 cajas cada vez que llegan, con una regularidad -no constante- de una vez al mes. Pese a la mala calidad de algunos de los productos, son un alivio ante el elevado precio de los alimentos por la hiperinflación.
Para Aponte, hay un antes y después de la llamada revolución bolivariana. “No nos tomaban en cuenta para nada. Éramos los pobres. Hoy tenemos participación activa en la sociedad. Chávez nos hizo ver muchas cosas y nos despertó. Y votaré por Maduro porque queremos que continúe la revolución a través de él”.
Cuando se le pregunta por la carestía actual de alimentos y medicinas, lo asume: “Ahora lo que tenemos es una guerra económica y el imperio (EE.UU.) no nos deja comprar, no nos deja traer cosas ni abastecernos”.
— “La lucha es una forma de vida” —La comuna la llevan mujeres, pero varios hombres participan en el quehacer cotidiano.
Palmiro Vidal, de 68 años, les da apoyo como consejero político, sin cargo alguno. Fue parte de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, la guerrilla venezolana, y estuvo preso por ello varios años. Además de revolucionario, es una enciclopedia abierta que puede departir de economía, literatura o de Queen, su banda de rock favorita.
“La lucha es una forma de vida. Y ahora, después del 20 (de mayo), nos toca luchar, porque lo que viene es candela. La oposición ya no es tal, ahora es el mismo Departamento de Estado de Estados Unidos el que quiere tomar el control”.
“Hay todo un movimiento mundial que nos ataca. Voto contra el imperialismo norteamericano y europeo. Vota contra la dolarización”, asegura.
José González se define como muralista, artesano, pescador y agricultor. Forma parte del movimiento cultural de la comuna. Su primer voto también fue a Chávez en el 98. Tenía 23 años.
“Algo me llamó a votar por él. Lo hice con el corazón. Lo sentí con la verdad y la revolución”.
Ahora votará por Maduro porque cree que es la única alternativa: “No hay otro gobierno aquí que pueda dar la talla”.
Y también por algo en lo que cree firmemente: “Por mantener la educación, para que se mantenga pública. La lucha es por los más pobres”.
Nos cuenta que sabe de muchos revolucionarios que no van a votar el domingo o que votarán contra el gobierno.
Él reconoce que su elección no es un cheque en blanco.
“Le vamos a dar un voto de confianza. Si esto no funciona, ya no va más. Voy con esperanza, pero si no mejora el país la gente va a salir a las calles. Votaré por Maduro porque él ha dado su palabra de que esto irá a mejor. Si él entiende lo que es la palabra, debería cumplir”.