Cientos de hinchas argentinos que expectaron el partido de la final del Mundial de Fútbol en el centro de Buenos Aires se enfrentan con piedras y palos a la policía, que responde con chorros de agua y bombas lacrimógenas.
Sobre la calle Corrientes, un grupo de alrededor de 15 hinchas subió al techo de uno de los móviles televisivos y arrancó una de las antenas, mientras los trabajadores abandonaron el vehículo, informó el diario “La Nación”.
“La policía reaccionó tarde y cuando la Guardia de Infantería llegó al lugar hubo algunos piedrazos”, según “Clarín”.
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Luego los desórdenes se trasladaron a las inmediaciones del Obelisco, donde miles de personas seguían reunidas horas después de la derrota ante Alemania en el Mundial de Brasil.
El primer balance indica que hay ocho policías heridos y un número indeterminado de barrabravas lesionados. Además, hay 30 detenidos.
Una hora después de iniciados los desmanes, los violentos seguían rompiendo kioskos, estaciones de autobuses, vidrieras, prendieron fuego a contenedores de basura y buscaban todo objeto contundente que pueda ser arrojado a la policía, que no logra controlar la situación.
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Familias con niños intentaron refugiarse en restaurantes o ingresar a los lobby de los hoteles de la zona para protegerse del efecto de las bombas lacrimógenas.
Al contrario de lo que pudiese imaginarse de una derrota en una final de Copa del Mundo, los hinchas aplaudieron tan pronto terminó el partido, muchos lloraron y luego un ambiente de fiesta empezó a sentirse en toda la capital y varias provincias.
Sin críticas ni reproches las frases más comunes eran “gracias por hacernos soñar”, “orgullosos de ustedes como verdaderos guerreros” y “los esperamos héroes”.