A Elizabeth Otavalo no le permitieron entrar a la audiencia en la que Germán Cáceres confesó haber matado a su hija, María Belén Bernal.
Otavalo esperó cuatro meses para conocer la declaración ante la justicia de su yerno, un exteniente de la policía que se fugó de Ecuador luego de que el cuerpo de su esposa apareciera enterrado cerca de la Escuela Superior de Policía de Quito, donde trabajaba Cáceres.
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La abogada de 34 años fue vista por última vez en aquella escuela donde se forman los policías ecuatorianos, cuando ingresó al edificio a la 1:11 de la mañana del domingo 11 de septiembre de 2022, explicó a BBC Mundo Galo Quiñónez, abogado de Otavalo.
La Fiscalía negó el permiso para que la madre de Bernal presenciara la audiencia de Cáceres, con el objeto de impedir que el sospechoso “de una u otra manera se sintiera intimidado y después no hablara”, dijo Quiñónez.
Cáceres confesó haber estrangulado a Bernal dentro de la Escuela Superior de Policía, durante una audiencia ante la Fiscalía que se celebró el pasado 12 de enero en La Roca, la cárcel de máxima seguridad donde el expolicía permanece detenido en Guayaquil.
Afirmó que aquella madrugada había bebido. En medio de una violenta discusión, dijo haber golpeado a su esposa y luego “le hizo una llave y le tapó la boca”, contó Quiñónez en su recuento de la audiencia.
Cáceres aseguró que mantuvo el cuerpo de Bernal en su habitación dentro de la escuela de formación hasta el día siguiente. Durante la madrugada del 12 de septiembre, subió el cuerpo a su auto sin ayuda y lo sepultó en el cerro Casitagua, cerca de la instalación policial.
La madre de Bernal conoció la versión de Cáceres cuando sus abogados abandonaron la sesión.
“Tengo el corazón destrozado, sin saber qué hacer, sin saber a dónde correr”, dijo a BBC Mundo en una llamada telefónica.
“Es imposible que nadie haya escuchado los gritos de mi hija pidiendo auxilio”, señaló Otavalo. “Ya dormiré y me levantaré con fuerzas para seguir pidiendo a organismos internacionales ayuda para la investigación de lo investigado, porque no creo que Germán Cáceres lo haya hecho solo”.
Al preguntarle qué le diría a Cáceres si tuviera acceso a él, Otavalo respondió: “Quisiera mirarlo a la cara y preguntarle: 'Mi hija lo único que hizo fue amarte, ¿por qué la mataste?'”.
El abogado Galo Quiñónez sostiene que el testimonio de Cáceres es una “versión acomodada” del crimen.
“Lo que ha dicho Cáceres no es toda la verdad, es una verdad a medias que nosotros ya tenemos dilucidada en el expediente fiscal y pronto veremos en el juicio”, explicó.
Quiñónez dijo que dispone de 34 evidencias, entre pruebas periciales y testimonios, que demuestran que los hechos y la línea de tiempo de los acontecimientos fueron diferentes.
“Que él haya confesado no quiere decir que la Fiscalía y nosotros, como acusación particular, no debamos probar los hechos. Tenemos que probarlos, con todas las pericias y todos los elementos de convicción a mano”, señaló.
Aunque Quiñónez y su equipo tenían intenciones de cuestionar la versión de Cáceres durante la audiencia, su abogado dijo que no estaba dispuesto a responder preguntas y se acogió al derecho de silencio.
La Fiscalía ecuatoriana no ha publicado un comunicado oficial que corrobore los detalles que han revelado los abogados de Otavalo sobre la declaración de Cáceres.
En vista de que se trata de un “proceso reservado”, Quiñónez supone que la Fiscalía podría pronunciarse después del domingo 15 de enero, cuando se cierra la instrucción fiscal.
Más allá de la responsabilidad de Cáceres, el abogado cuestiona la actuación del cuerpo policial en el caso.
Se pregunta por qué el exfuncionario estaba borracho dentro de la escuela, por qué permitieron el ingreso de Bernal de madrugada, por qué ningún agente reportó los gritos de la abogada con algún superior, o por qué permitieron que Cáceres abandonara la escuela sin haber revisado su auto cuando trasladaba el cuerpo.
“Existe la responsabilidad por parte del Estado. Él estaba en un ente del Estado”, advirtió.
Las partes irán próximamente a una audiencia para preparar el juicio, que aún no tiene fecha.
Lo que más sorprendió al abogado de Otavalo fue la “frialdad” de Cáceres al relatar el crimen. “No hay congoja, no hay arrepentimiento, no hay miedo. Demostró que no le importa”.
El caso de Bernal conmocionó a Ecuador, luego de que la abogada desapareciera tras ingresar en la Escuela Superior de Policía. Otavalo fue la primera en denunciar la desaparición de su hija e inició una campaña para encontrarla bajo la consigna: “¿Dónde está María Belén Bernal?”.
Días después, apareció el cuerpo.
Cáceres fue capturado el viernes 31 de diciembre en Palomino, una localidad ubicada en La Guajira colombiana.
Al informar de la detención, el presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, prometió que cuando Cáceres llegara a Ecuador recibiría “todo el peso de la ley”. Previamente, llegó a ofrecer una recompensa para quien proporcionara información que permitiera ubicar a Cáceres.
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