Ciudad de México. Familiares, amigos y colegas despedían este lunes al reportero gráfico Rubén Espinosa, asesinado el viernes junto a cuatro mujeres en Ciudad de México, mientras organizaciones internacionales exigen el esclarecimiento de este crimen precedido de constantes amenazas y agresiones contra el reportero de Veracruz (este).Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El funeral del fotoperiodista de 31 años se desarrolló entre flores blancas en la capital mexicana, donde unos 70 allegados, entre ellos su novia e incluso su perro 'Cosmos', se dieron cita para darle el último adiós.
“Tu eras ojos para todos. Hoy seremos tu voz, que no dejará de exigir justicia”, se leía sobre un cartel colocado junto a la tumba, donde sus colegas más cercanos, en llanto, alzaron sus cámaras fotográficas al aire.
Espinosa trabajaba para AVC Noticias de Veracruz y era corresponsal de la crítica revista Proceso y de la agencia Cuartoscuro.
Era “un joven inquieto, muy alegre, con muchas ganas de trabajar”, rememoró Pedro Baltierra, director de Cuartoscuro, en entrevista con Radio Fórmula.
Espinosa fue asesinado de un balazo en la cabeza en una vivienda de un barrio de clase media de la capital. Junto con él fueron ultimadas cuatro mujeres, una de ellas empleada del servicio doméstico, una joven que se presume es colombiana y dos mexicanas, una de ellas identificada como la activista de derechos humanos Nadia Vera.
Este mismo lunes, medio centenar de personas protestaron en Chiapas (suereste), tierra natal de Vera, para exigir que el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, vaya “a la cárcel” por estos asesinatos.
Espinosa trabajaba hasta hace dos meses en Xalapa, capital de Veracruz, considerado el estado más violento de México para ejercer el periodismo con al menos 11 reporteros muertos desde el 2010, cuando se inició el mandato de Duarte.
Varias agresiones, entre ellas una golpiza propinada por policías estatales en 2013 y recientes actos intimidatorios, empujaron a Espinosa a autoexiliarse desde principios de junio en Ciudad de México, donde los crímenes con este grado de violencia son mucho menos frecuentes que en provincia.
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INDIGNACIÓN INTERNACIONAL
“Es lamentable que el periodista fuera asesinado precisamente en Ciudad de México, adonde buscó refugio para resguardar su seguridad física”, señaló Gustavo Mohme, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Para Emmanuel Colombié, responsable del despacho Américas de Reporteros Sin Fronteras (RSF), el caso Espinosa “ilustra la escalada de la violencia en el país”, donde este mismo lunes el diario Presente de Poza Rica, también en Veracruz, fue atacado con armas de grueso calibre.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos expresó su “más firme condena” del crimen y aseguró que recibió informes según los cuales “los cinco (asesinados) tendrían marcas de tortura en sus cuerpos, incluyendo de violencia sexual”.
En tanto, Amnistía Internacional se dirigió a las autoridades mexicanas para decir que “la justicia no se logra con declaraciones, se necesitan resultados”.
Tras un mutismo de más de 24 horas, el fiscal de Ciudad de México presentó el domingo un informe en el que afirmó que Espinosa estaba en la capital en busca de “nuevas oportunidades” y deslizó el robo como posible móvil del crimen.
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UNA PESQUISA CON DISTORSIONES
La posición de la fiscalía “nos ofende”, dijo Rafael Rodríguez, director de Proceso, quien estimó que la versión de las autoridades tiene “dos distorsiones”.
Primeramente, contemplar el móvil del simple robo “ante la brutalidad y lo atroz del asesinato, tortura, ejecución”, y en segundo lugar, “decir que nuestro compañero venía (a Ciudad de México) por nuevas oportunidades de trabajo” cuando en realidad “venía explícitamente para refugiarse”, abundó Rodríguez a Radio Fórmula.
“Hay mucha presión por parte del gobierno” en Veracruz, denunció bajo el anonimato a la AFP otro fotoperiodista de ese estado, también desplazado, durante el funeral de su amigo y colega.
El gobernador Duarte lamentó el “aberrante” multihomicidio, pero en las redes sociales era señalado por el crimen y la Comisión Nacional de Derechos Humanos señaló que tiene un registro de 15 agresiones a reporteros durante su mandato.
Medios de prensa reproducen en particular una imagen captada por Espinosa, portada de Proceso en febrero de 2014, en la que se observa a Duarte de perfil y con una gorra en la que se lee “gobernador” y una insignia policial. A un lado, el semanario titula: “Veracruz, estado sin ley”.
“Esa portada lastimó mucho, de hecho la compraron a granel”, relató Espinosa en una entrevista con el sitio informativo Sin Embargo, justo cuando decidió autoexiliarse en la capital.
México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, con constantes amenazas del crimen organizado y algunas veces de autoridades. Según la organización Reporteros Sin Fronteras, suman más de 80 comunicadores muertos y 17 desaparecidos en México desde 2000.
Fuente: AFP