Enfrentamientos entre grupos de autodefensas y el Ejército que causaron la muerte de al menos dos personas; el desarme de la policía de Apatzingán, el principal bastión del cartel de Los Caballeros Templarios. Miles de soldados y policías que vigilan carreteras y comunidades.
Este fue el escenario de Michoacán durante la primera y tensa jornada del operativo especial de seguridad implementado por el gobierno federal.
Un momento que Hipólito Mora, uno de los líderes de las autodefensas, califica como “más peligroso que nunca” por el intento de los militares de desarmarlos.
Los grupos se resisten a entregar pistolas y fusiles si antes no se detiene o elimina a los principales líderes de Los Templarios y se restablece la seguridad en todo el estado, afirmó otro de los jefes, José Manuel Mireles.
“Primero tenía que haber sido contra los Caballeros Templarios y una vez que terminen con ellos no necesitan decirnos dejen las armas, váyanse a sus trabajos. A nosotros no nos gusta andar peleando”, dijo Mora a medios locales.
Los líderes de estos grupos aseguran que soldados dispararon contra la población de Antúnez, en el municipio de Parácuaro. Hasta el momento el gobierno no ha respondido a estos señalamientos.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) empezó una investigación sobre el enfrentamiento. “Visitadores adjuntos de la CNDH fueron desplegados en el lugar de los hechos para allegarse las evidencias correspondientes en torno a ese incidente, y entrevistar a familiares y testigos de los hechos”, señala en un comunicado.
Juan Carlos Pérez Salazar, enviado especial de BBC Mundo a Michoacán, indicó que, aunque el gobierno habla de dos muertes, en la población de Antúnez le indicaron que habían sido al menos tres, entre ellos una menor de edad.
El corresponsal en México estuvo en el velorio de una de las víctimas, donde le dijeron que Mario Pérez Sandoval, de 40 años de edad, se encontraba protestando de manera pacífica contra el ejército por el desarme de las autodefensas cuando recibió un disparo en la frente. Su familia dijo que soldados le dispararon.
Mientras, la tensión rebasa las fronteras de Michoacán. Los gobiernos de estados vecinos, como Colima, Querétaro y Guerrero iniciaron operaciones especiales de vigilancia en sus carreteras para evitar el arribo de los delincuentes que huyen de la zona de conflicto.¿DEJAR LAS ARMAS?
Ahora lo que más se nota son los soldados y policías que hasta hace unos meses estaban ausentes del estado, según reconocieron las autoridades locales.
El enviado especial de BBC Mundo señaló que en Morelia, la ciudad capital, hay una gran presencia de la policía federal aunque en las carreteras que comunican a la región conocida como Tierra Caliente –la zona del conflicto- no se han establecidos puestos de vigilancia.
“En la población de Antúnez, donde el lunes en la noche hubo un enfrentamiento entre el Ejército y las autodefensas, hay una veintena de camionetas de estos grupos con decenas de hombres armados”, cuenta el corresponsal.
“Estanislao Beltrán, quien se identificó como coordinador general de las autodefensas, negó que vayan a replegarse o a entregar las armas. Eso lo harán, dijo, cuando se haya librado a todos los 113 municipios de Michoacán de Los Caballeros Templarios”.
En Antúnez y Nueva Italia, donde se han registrado enfrentamientos entre los grupos civiles y sicarios del narcotráfico, no hay soldados ni policías federales, añade Pérez Salazar.
Pero la situación es distinta en Apatzingán, donde existe un fuerte despliegue de seguridad. En ese lugar el gobernador Fausto Vallejo dijo que despachará “de manera recurrente”.
El enviado especial indicó que a la entrada de Apatzingán hay una fuerte presencia de la Policía Federal -que reemplazó en sus funciones a la local desde este martes-, mientras que el Palacio Municipal, que el viernes en la noche fue atacado por elementos armados, se encuentra custodiado por el ejército.
Apatzingán, agregó el corresponsal, es considerada por las autodefensas como centro de operaciones del Cartel de los Caballeros Templarios -sus jurados enemigos- y hasta ahora los movimientos de avance de estos grupos, también llamados “comunitarios” en la zona, parecen diseñar una pinza para envolver y aislar esta ciudad de unos 130 mil habitantes.
Según indicó el corresponsal, desde el viernes pasado -cuando se presentó el ataque contra la alcaldía, así como la quema de minimercados y vehículos, lo que se atribuye a los Caballeros Templarios- la población sufre de desabastecimiento, pues las distintas compañías de suministros temen enviar sus camiones a la ciudad.
VIEJA HISTORIA
Al anunciar la nueva estrategia de seguridad el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, reconoció que la situación actual de Michoacán es consecuencia de una década en que se incubó la violencia.
Pero también es resultado de la estrategia equivocada que aplicó el expresidente Felipe Calderón, le dice a BBC Mundo Martín Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).
Entre 2006 y 2012 Calderón aplicó “la estrategia de gobernar con el miedo”, sin análisis criminológicos para conocer las condiciones de cada comunidad, especialmente en Michoacán.
Por eso es tan difícil resolver el problema, subraya Barrón. “la espiral de violencia que hay, la estela que nos dejó el gobierno de Calderón, no la puedes detener de la noche a la mañana. Es uno de los grandes problemas”, insiste.
En eso coincide el procurador (fiscal) General de la República, Jesús Murillo Karam. En una entrevista con la televisora Televisa reconoció que pacificar a Michoacán tardará algún tiempo.
“Ya empezó el restablecimiento del orden legal, la ley es clara en cuanto a quién puede estar armado y a quién le compete le persecución de los delitos, y eso es justamente lo que tratamos de hacer”.