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Los 26.000 turistas que están varados en ciudades vacacionales de la península mexicana de Baja California han comenzado a ser evacuados mediante puentes aéreos, tras el paso del huracán Odile, que causó numerosos daños materiales aunque no víctimas mortales.
El director de Protección Civil de Sinaloa, Ismael Checa, informó en una entrevista con medios locales que el primer vuelo desde San José del Cabo hasta la ciudad de Mazatlán salió esta mañana con 147 personas a bordo y que se fletarán más vuelos.
Por su parte, el director general para la gestión de riesgos de la Secretaría de Gobernación, José María Tapia, dijo que hay un total de 16.000 turistas en Los Cabos y 10.000 en La Paz, ambos importantes centros vacacionales.
Estos están resguardados en los 165 albergues que se han instalado; 31 hoteles ubicados en esta zona están ejerciendo además de refugios temporales, contó.
“Hace casi una hora que estoy formada bajo un sol de infierno, pero vale la pena, con tal de salir de aquí”, dijo a la AFP Sheilla Roach, una universitaria estadounidense que planeaba desde el domingo volver a California y que se quedó desde entonces en el lobby de un hotel.
Una decena de aviones militares y comerciales despegaron por la tarde desde el aeropuerto de Los Cabos, con cientos de turistas que fueron trasladados hacia las ciudades de México, Mazatlán y Tijuana, estas dos últimas en el noroeste del país.
Odile tocó tierra la medianoche del domingo y continúa su avance por el golfo de California, debilitado como tormenta tropical, pero provocando intensas lluvias, por lo que sigue la alerta en la zona.
Sin servicio de transporte público por el desabastecimiento de gasolina, cientos de turistas tuvieron que arrastrar sus maletas sobre el ardiente asfalto para llegar a las rejas del aeropuerto, donde tenían que hacer fila.
Los aeropuertos de Los Cabos y de la cercana ciudad de La Paz (252.000 habitantes) sufrieron graves daños.
En Los Cabos algunas áreas de la terminal aérea se inundaron, las ventanas se rompieron, se cortó la energía eléctrica y al menos un techo colapsó.
Al menos una aeronave quedó volcada sobre la pista y un muro de la torre de control se derrumbó.
Afuera del aeropuerto, una de las pocas tiendas de autoservicio que no fue saqueada el lunes, regalaba víveres a quien tuviera paciencia de hacer una fila de cientos de personas.
“Están regalando todo lo que te puedas llevar en cinco minutos”, señaló un hombre que salía del establecimiento con un carrito repleto de agua, papel higiénico y pan.