Hay muchos debates alrededor de quién es el mejor futbolista de todos los tiempos: Maradona, Messi, Ronaldo, Cruyff…
Pero nadie discute quién es el rey: Edson Arantes do Nascimento, Pelé.
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El astro brasileño, fallecido este jueves 29 de diciembre a los 82 años, nació en Tres Corazones, un poblado unos 200 kilómetros al este de Sao Paulo, Brasil, el 23 de octubre de 1940.
En su extensa carrera como futbolista, Pelé rompió todos los récords, pese a que eran tiempos en que los futbolistas se medían más por el alcance de su talento que por el registro de sus números.
Él se atribuyó más de 1.200 goles -1.283 para ser exactos- pero la FIFA le concede 757. Sea como sea, es el máximo goleador de la selección de Brasil y tiene el mayor número de hat-tricks en la historia: 92.
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Fue, además, el jugador más joven en ganar un Mundial, con tan solo 17 años.
Y el único futbolista en ganar tres Copas del Mundo: Suecia 1958, Chile 1962 y México 1970.
Por eso recibió múltiples premios como el de “Deportista del siglo XX” y “Mejor futbolista del siglo XX”.
Sin embargo, su carrera de tres décadas también sirvió de escenario para otros hechos y anécdotas que tal vez no conoces de O Rei.
Y en BBC Mundo te los presentamos.
Pelé cabeceaba. Pelé era diestro, pero de los más de mil goles que hizo en su carrera, cerca de 400 los hizo con la izquierda.
Y también jugó de portero.
Lo hizo en cuatro ocasiones de manera oficial: en 1959, 1963, 1969 y 1973.
De ellas, la más recordada fue la de 1963.
Santos disputaba la semifinal de la Copa de Brasil contra el Gremio de Porto Alegre. El partido iba 4-3, gracias a un hat-trick de Pelé, por supuesto.
En el minuto 86, Gilmar, el legendario portero del Santos, fue expulsado y no había más cambios permitidos. ¿Quién va al arco? Edson Arantes.
La leyenda cuenta que paró dos disparos que tenían rostro de gol. Final del partido. Santos a la final de la Copa de Brasil, que acabaría ganando.
Ocurrió en Colombia. El Santos se había convertido, gracias a Pelé, en el mejor equipo de América, pero también en una especie de circo que iba recorriendo el mundo para mostrar a su máxima estrella.
Uno de esos partidos de exhibición ocurrió el 17 de julio de 1968 en Bogotá. Esa noche, el Santos se enfrentó a la selección olímpica de Colombia con un estadio a reventar.
El partido no venía bien. El árbitro, Guillermo Velásquez, se había dado puños con un jugador y minutos después, tras un forcejeo en el área, Pelé le exigió que pitara un penalti.
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Velásquez afirmó en varias entrevistas posteriores que el rey Pelé le había dicho “todas las groserías posibles”. “Y yo se las entendí”, sentenció. El árbitro le mostró el camino a las duchas. Pelé obedeció.
Lo que sigue es leyenda. De acuerdo a varios medios, los jugadores del Santos atacaron a Velásquez, lo sacaron de la cancha y lo reemplazaron por el juez de línea, que a su vez fue sustituido por un espectador que tuvo que utilizar un pañuelo como banderín.
Pelé, a petición del público, volvió a la cancha. El partido terminó 4-2 a favor del Santos.
“De las 28 personas que trajo el Santos, me pegaron 25. Los únicos que no lo hicieron fueron el médico, un periodista de Folha de São Paulo y Pelé”, dijo Velásquez años después.
La mayoría de las fotos de Pelé muestran a un hombre sonriente, cálido, amable.
Pero en la cancha, la cosa no siempre era así.
Uno de los hechos que más lamenta Pelé ocurrió durante un partido entre Brasil y Argentina, en la Copa de las Naciones de 1964.
El torneo se jugaba en Brasil y estaba diseñado para que lo ganara Brasil. Habían invitado a Portugal, Inglaterra y a última hora le pidieron el favor a Argentina completar el grupo.
En el segundo partido, Brasil, con Pelé al frente, jugó ante su acérrimo rival albiceleste. El técnico argentino José María Minella puso al defensa de Argentinos Juniors José Agustín Mesiano a marcar a Pelé.
Mesiano cumplió con rigor la tarea: asfixió a Pelé por toda la cancha. Edson Arantes, exhausto y frustrado por no poder desplegar su magia para evitar la derrota, se salió de sus cabales y su rostro de mensajero de paz transmutó en uno de guerra.
“Estaba molesto porque lo seguía por todos lados. La jugada fue rara. Se la saqué, se la di a Varacka y de repente sentí el golpe. Caí, vi la sangre, me toqué y sentí que tenía corrida la nariz”, le contó muchos años después Mesiano al diario argentino Olé, mientras se señalaba la cicatriz que le había dejado en la nariz.
Pelé le había fracturado el tabique a su rival. El árbitro, que estaba en otra cosa, no vio la jugada, por lo que no pudo expulsar a la estrella brasileña.
Pocos años después, en una entrevista con la revista argentina El Gráfico, Pelé admitió que ése era su principal remordimiento dentro de una cancha de fútbol.
“¿Un arrepentimiento?... Mesiano”, dijo.
Y añadió: “Me marcaba arriba, no me dejaba mover y me cegué; eso fue todo. Después fui al hotel y le pedí disculpas...”.
Una faceta no tan conocida de Pelé es la de actor... y cantante.
En Internet Movie Data Base, IMDB, que registra todos los movimientos del mundo cinematógráfico, Edson Arantes do Nascimiento aparece como actor en 11 producciones: 10 de cine y una de televisión.
La más famosa fue Victory (“Evasión o victoria” en España o “Escape a la victoria” en Latinoamérica) de 1981, en la que estuvo bajo la dirección de John Huston (el recordado director de “El halcón maltés”) y compartió pantalla con dos ganadores del Globo de Oro: Sylvester Stallone y Michael Caine.
No se sabe si Huston quedó encantando con la actuación de Pelé, que también apareció junto a él en la película de 1983 A Minor Miracle, donde se interpretaba a él mismo.
También estuvo en películas como Solidão, Uma Linda História de Amor, “Pedro Mico” y en el filme histórico A Marcha, de 1972.
Y no solo actuó. También cantó. Son famosos sus dúos con Elis Regina, en la década de los 60, y el disco de 2006 “Ginga”.
En 2014, cuando el Mundial que se iba a jugar ese año en Brasil generaba rechazo en un sector de la población, un mes antes del torneo apareció una pancarta en Río de Janeiro con una foto de Pelé y una leyenda escrita a mano: “Traidor del siglo”.
Varios años antes, esa misma palabra había sido utilizada en su contra por otro grande del fútbol brasileño, Sócrates.
Cuando Sócrates lo tachó de traidor en 2001, fue porque se había abrazado con el entonces presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Teixeira, después de haberlo acusado de corrupción.
Pero esta no fue la única polémica de Pelé con otras estrellas del fútbol brasileño.
Romario, delantero campeón del mundo con la canarinha en 1994 (el primer Mundial que Brasil ganó tras el retiro de su mítico 10), le lanzó en su momento una frase que se volvió muletilla para criticarlo:
“Pelé, callado, es un poeta”.
Sin embargo, cuando en el último Mundial de Qatar se difundió la noticia de las complicaciones de salud de Pelé, todo el equipo liderado por Neymar posó con una pancarta en honor al máximo ídolo de la selección verde y amarilla.
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