“Antiguamente nos veían como dioses, hoy en día nos ven como nada”.
La doctora cubana Yulia Molina Hernández no sabe qué otras puertas tocar para salir de la situación en la que se encuentra.
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Molina llegó a Brasil hace cinco años como parte del programa internacional “Mais Medicos” (Más Médicos), una iniciativa puesta en marcha en 2013 por la entonces presidenta de Brasil Dilma Rousseff para facilitar la atención médica básica en áreas desfavorecidas y remotas del país.
El pasado mes de noviembre, Cuba anunció su retirada del programa por las condiciones impuestas por el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
La decisión dejó a más de 8.000 médicos cubanos ante el dilema de regresar a la isla o permanecer en Brasil y ser considerados desertores por el gobierno cubano.
Más de 2.500 optaron por quedarse y ahora denuncian la precariedad en la que se encuentran: no pueden ejercer la medicina y tampoco encuentran otro tipo de trabajos.
- “Uno se cansa de ser explotado” -
“Realmente liberarme o romper con Cuba -soy de la opinión de que no soy desertora porque nunca me interesó ser militar y nunca lo fui- es algo que ya venía pensando hacía mucho tiempo”, le cuenta la médica Surizaday Fernández a BBC Mundo.
“Uno se cansa de ser explotado, al final pierdes años de vida, pierdes tiempo de estar con tu familia, pierdes muchas cosas. Tenía la decisión tomada”.
Pese a esto, Fernández, de 31 años, quedó paralizada cuando se enteró de que Cuba se retiraba del programa Más Médicos.
“Iba caminando y me quedé en shock, no sabía si ir para adelante o para atrás. Al ganar Bolsonaro sabía que Cuba nos iba a recoger, pero no imaginé que fuera así”.
Fernández vivía entonces en Cunha Porã, un pequeño municipio en el estado de Santa Catarina, en el sur del país, desde donde se trasladó a otros municipios para poder encontrar empleo.
Ahí empezó su odisea, semejante a la de muchos de sus colegas.
- Una difícil búsqueda -
Tras el anuncio de la retirada de Cuba del programa Más Médicos, Bolsonaro dijo que los doctores cubanos que quisieran quedarse en el país recibirían asilo y podrían trabajar como médicos si revalidaban su título.
Sin embargo, la realidad está siendo mucho más complicada, como relata el médico Joan Rodríguez.
“Llegué a Brasil en junio de 2017 y estuve trabajando normal hasta la cancelación del programa. Aguanté dos meses con los ahorros que tenía. A finales de diciembre pasado, el gobierno brasileño creó un edital, que es como una convocatoria pública, para cubrir las 8.500 plazas que el gobierno cubano había sacado.
“Los cubanos pudimos inscribirnos, pero el día antes de poder optar a una plaza se nos eliminó el derecho. Se nos dijo que podíamos ir a las policías federales de cada estado para pedir refugio.
“Nos dieron un papel, la solicitud de refugio, con el que pudimos ir al Ministerio de Trabajo y pedir una cartera de trabajo, que es como el permiso para poder trabajar en Brasil”, explica.
La cartera de trabajo no le ha servido de mucho hasta ahora.
“Cuando caen en cuenta de que somos cubanos y que éramos integrantes del programa Más Médicos, ahí se nos cierran todas las puertas de trabajo”, lamenta.
“Muchas personas cuando se enteran de que somos médicos nos dicen que no nos pueden ofrecer trabajo porque nuestro nivel jerárquico es superior.
“Fuimos médicos, sí, pero hoy en estos momentos no somos nada, somos como cualquiera, necesitando trabajo para poder subsistir”, sostiene.
BBC Mundo intentó conocer la posición del Ministerio de Salud de Brasil, pero hasta el momento de publicación de esta nota no obtuvo respuesta.
- Mala situación económica -
Yulia Molina ha chocado con los mismos obstáculos que Rodríguez.
Su historia es similar a la de sus colegas, aunque con matices. Ella no salió del programa cuando Cuba lo cerró, sino hace dos años porque estaba embarazada, con una amenaza de embarazo pretérmino, y Cuba le exigía regresar en ese estado.
“Como no quise regresar para no poner en riesgo mi vida ni la de mi hijo, ellos me dieron como desertora. 'O te vas o te quedas'. Esa fue la opción que me dieron, y me quedé”, le dice Molina a BBC Mundo.
Esta médica de 34 años vive en el nordeste del país, donde la economía no atraviesa su mejor momento.
“La entrada de dinero donde vivo es mucho más pobre porque las cosas son mucho más caras. Lo que compras en el sur por un precio, aquí te lo venden por el doble. Llevo dos años sin trabajar.
“No encuentro trabajo porque soy doctora, me da igual, ¡yo solo quiero trabajar!, 'pero usted es una doctora', me dicen.
“Son trabas que nos colocan, sin motivo ninguno. Lo que hay es una xenofobia con cualquier extranjero, no solo con los cubanos. Antiguamente nos veían como dioses, hoy en día nos ven como nada”, expone.
Molina se considera afortunada porque al menos su esposo tiene trabajo. Dice conocer a muchos compatriotas que están pasando por situaciones muy delicadas.
“Conozco casos de gente que viven 15 en una casa para poder pagar la renta, alimentándose de la forma menos saludable posible, colegas que están desesperados, muchos pensando en salir en caravanas”.
- Objetivo Estados Unidos -
Los médicos cubanos con los que habló BBC Mundo coinciden en que la opción de la reválida del título es prácticamente inalcanzable. El principal obstáculo, cuentan, es que el gobierno cubano les retiene la documentación y sin estos papeles no hay nada que puedan hacer.
Volver a Cuba está fuera de la ecuación. Al ser considerados desertores, estos médicos no pueden regresar a la isla hasta dentro de ocho años. Si el gobierno cubano decidiera hacer excepciones y permitirles el retorno, los doctores temen el trato que recibirían.
Así, Yulia Molina, Joan Rodríguez, Surizaday Fernández y la mayoría de sus colegas paralizados en Brasil tienen la mirada puesta en Estados Unidos.
“El futuro de nosotros es bien incierto. Nos hemos dado cuenta de que en este país no nos podemos quedar. A principios del mes de enero, el senador republicano Marco Rubio llevó la propuesta de reapertura en Estados Unidos del parole que Obama cerró en enero de 2017”, señala Rodríguez.
El parole del que habla el médico es el Programa de Permisos para Profesionales Médicos Cubanos (CMPP, por sus siglas en inglés) que se puso en marcha en 2006 y por el que se le permitía al personal médico cubano que estaba en otros países (es decir, que no estaban en Cuba ni Estados Unidos) solicitar permiso de ingreso en una embajada o consulado estadounidense.
El 12 de enero de 2017, Estados Unidos y Cuba firmaron un acuerdo para normalizar su relación en políticas migratorias y el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense dio por terminado el CMPP.
Molina tiene la misma esperanza que Rodríguez.
“La única alternativa real sería la apertura del parole que es por lo que estamos luchando hoy en día. Esto no es una historia, no es que estemos fingiendo. Y no es que vaya a mejorar, no es que veamos un mejor futuro en Brasil”.
Por su parte, Fernández tiene claro que no se va a quedar de brazos cruzados.
“Cuando decidí quedarme fuera de Cuba decidí tirar hacia adelante. Asumí que no ejercería la medicina por mucho tiempo, quizá nunca más”, admite.
“Yo no voy para atrás ni para coger impulso. Siempre con la esperanza de que el parole se abra y tener la oportunidad de, más adelante, hacer otra formación. En Estados Unidos tienen programas de estudio, más posibilidades de empleo, de tener una vida normal, digna.
“Estudié seis años que me costó mi sacrificio, mi esfuerzo y el de mi familia, de más nadie. No admito que una persona venga a tratarme como si yo fuera basura. Yo trabajo en lo que sea, en lo que me toque, pero que se me respete”.