El establecimiento de visas entre Perú y España había sido adelantado por el canciller peruano Augusto Blacker Miller el 12 de diciembre de 1991, cuando se presentó ante la comisión de la Cámara de Diputados por el caso de los peruanos ilegales expulsados de España en el mismo mes.
Sin embargo, no fue hasta el 15 de febrero de 1992 cuando todo peruano que ingresase a España y todo español que viniese al Perú debieron contar con el visado de los respectivos países.
Apenas tomada la decisión, el consulado español en Lima indicó que su gobierno recibía con pena la medida, pero se aceptó “porque se trata de un derecho que solicita el gobierno peruano”.
Aquella vez Blacker Miller señaló que España y Perú “han mantenido una libertad de tránsito muy amplia en los últimos años”. Pero ciertos peruanos “abusaban de esta libertad” porque viajaban a España como turistas y se quedaban permanentemente en ese país europeo.
A inicios de los 90, España padecía por crímenes y asaltos causados, supuestamente, por inmigrantes latinos. Como medida para combatir dicha situación, Madrid expulsó a decenas de peruanos. Fue en ese marco que se dio el pedido de Blacker Miller para reiniciar el requerimiento de visas.
El Perú se convirtió así en el primer país latinoamericano al que se le aplicaba la visa para que sus ciudadanos ingresaran a España.
FUENTE: ARCHIVO EL COMERCIO