“Se perdió jugando. Él creía que yo lo quería atrapar y se escabulló entre los arbustos. Tiene esa característica de hiperactividad. Se asusta, se encapricha y no escucha”.
Son las palabras de Andrea Quiroga, madre de Benjamín Sánchez, un niño de 5 años que estuvo perdido por 22 horas en un desierto de la provincia argentina de San Juan, en el oeste del país.
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Benjamín, citado en el diario Clarín, añade: “Me dio frío, me asusté. Dormí muy mal, apoyado en una piedra. Había hormigas”.
Y explica: “Mi mamá me estaba persiguiendo y empecé a correr. Al principio la escuchaba, pero después me perdí. Me apoyé en una piedra, la empecé a llamar, pero no me escuchaba”.
Según relata, caminó 20 kilómetros, se alimentó de agua y de unas “plantitas que no le gustaron” y soportó con solo un pantalón una camisa 30 grados centígrados durante el día y cero en la noche.
El martes, Benjamín fue dado de alta del hospital tras haber sufrido una leve deshidratación. Se había perdido el domingo y el equipo de voluntarios rescatistas lo encontró el lunes luego de una multitudinaria búsqueda con helicópteros y automóviles.
El arriero
La localidad donde viven Benjamín y su familia, Albadrón, está rodeada de zona árida que suele ser escenario del Rally Dakar.
El equipo de rescatistas, además de 1.000 policías, también eran voluntario del pueblo que se dedicaron a buscarlo.
Entre ellos estuvo Juan Reynoso, un arriero de la zona que dijo a medios locales: “Lo vi acostadito debajo de un arbusto, le vi la chombita (camiseta)”.
“Había llegado a la 1 de la tarde al campamento donde lo estaban buscando. Ensillé y me fui para el lado de La Salina, a 30 kilómetros de la ciudad de San Juan. Apenas entrando, agarré la huella y comencé a seguir el rastro”, le dijo Reynoso a Clarín, sobre una zona que describió como un pantano, “con mucho barro, difícil de andar y donde los animales se enterraban”.