Desde joven, el expresidente Sebastián Piñera ocupó un lugar protagonista en el espacio público chileno.
Tanto por sus labores políticas como empresariales.
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Personaje popular y controvertido para muchos, lideró el país en momentos difíciles. Le tocó lidiar con el estallido social de 2019 y la pandemia de covid-19, entre otras cosas.
También fue un hábil empresario, destacando entre las fortunas más grandes de Chile, cercana a los US$3.000 millones.
Fue el principal accionista de la aerolínea Lan Chile (actual Latam), el canal de televisión Chilevisión y de Blanco y Negro, la sociedad que maneja uno de los clubes de fútbol más populares del país, Colo-Colo.
Su muerte repentina tiene a Chile consternado.
Diversas personalidades del ámbito político y empresarial alrededor del mundo han manifestado sus condolencias. Una de ellas es la expresidenta Michelle Bachelet, quien señaló: “Valoré siempre su compromiso con nuestro país y con la democracia”.
Pero ¿quién fue Sebastián Piñera y por qué su figura era tan importante en el país sudamericano? Aquí te lo contamos.
Sebastián Piñera nació en Santiago de Chile en 1949.
Era el tercero de los seis hijos que tuvieron Magdalena Echenique y José Piñera Carvallo, un funcionario público chileno afiliado al partido democratacristiano, de centroizquierda, y quien desempeñó funciones como diplomático y embajador.
El exmandatario, que era ingeniero comercial de profesión y doctor en economía en Harvard, no siguió los pasos de su padre y prefirió fichar por la derecha.
Sin embargo, para el plebiscito del 5 de octubre de 1988 manifestó públicamente su voto por el “No”, con el que se le dio fin al régimen de Augusto Pinochet.
Esto lo perfiló dentro de una derecha distinta y alejada de la figura de Pinochet.
Así, poco a poco fue armando una exitosa carrera política.
En 1989 resultó electo senador por la circunscripción de Santiago Oriente para el período entre 1990 y 1998, y se sumó a las filas de Renovación Nacional (RN), un partido de derecha chileno.
Su popularidad fue creciendo al igual que su apoyo al interior de los conglomerados de derecha. A fines de la década de 1990 ya era un líder político reconocido y valorado por sus pares. Incluso, ejerció como presidente de RN.
De esta manera, fue por primera vez candidato presidencial en 2005, cuando fue derrotado por la expresidenta Michelle Bachelet en segunda vuelta.
Pero volvió a postularse en 2009 y superó al exmandatario Eduardo Frei Ruiz-Tagle, convirtiéndose en el primer presidente de derecha en ser elegido democráticamente desde 1958.
Su primer gobierno arrancó en medio de una profunda crisis desatada por el terremoto y tsunami que azotó al país en febrero de 2010, pocos días antes de que asumiera como presidente.
Le tocó la compleja labor de reconstrucción de varias áreas que quedaron prácticamente en el suelo.
En este primer período como mandatario también se le reconoce por el crecimiento económico que vivió el país y por la generación de empleo.
Además, se le recuerda por su gestión en rescatar a los 33 mineros que pasaron 69 días atrapados bajo tierra.
Pero tuvo momentos difíciles como las protestas estudiantiles. Dijo polémicas frases, entre ellas, que la “educación es un bien de consumo”, lo que generó críticas y rechazo de los líderes universitarios.
También enfrentó constantemente cuestionamientos por su pasado empresarial y por su temperamento que muchos describían como controlador y obsesivo.
Su gusto por la improvisación a la hora de dar discursos lo llevó a cometer errores o hacer desafortunados comentarios que sus detractores llamaron “piñericosas” y que, hasta el día de hoy, eran usados como “memes” en el país sudamericano.
Al final de su primer mandato, Piñera no logró traspasarle la banda presidencial a un líder de sus filas, lo que fue criticado por su sector político. Así, Michelle Bachelet, del Partido Socialista, volvió a liderar el país por otros cuatro años.
En ese período, el expresidente de derecha creó su fundación, Avanza Chile, desde donde moldeó su segunda candidatura presidencial, que asumió en 2017.
Si bien no era un personaje particularmente popular por ese entonces, logró conectar con quienes demandaban más crecimiento económico y recordaban los buenos números de su mandato. Su principal promesa era, de hecho, instalar “tiempos mejores”.
Así, logró un contundente triunfo, con una cómoda ventaja de 10 puntos sobre el candidato de centroizquierda, Alejandro Guillier.
“Soy el presidente del cambio, del progreso y de la clase media”, dijo en su discurso tras la victoria electoral.
Pero en este segundo período presidencial, se enfrentó a desafíos incluso más difíciles.
En su segundo año al mando, en octubre de 2019, se enfrentó con el “estallido social” que generó una ola masiva de protestas de chilenos que exigían mayor igualdad de oportunidades.
Ante la furia de los manifestantes -y la violencia en las calles-, Piñera desplegó a los militares en un intento por controlar lo que estaba sucediendo.
En medio de la crisis, dijo frases polémicas que se le volvieron en su contra, como que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable”.
Para intentar bajar la tensión, Piñera le pidió la renuncia a todo su gabinete. Pidió “perdón” por la “falta de visión” y firmó, junto a otros líderes políticos, la convocatoria a una asamblea constituyente que tendría la labor de escribir una nueva Carta Fundamental (tarea que aún sigue entrampada).
En entrevista con BBC Mundo, realizada en noviembre de 2019, el entonces presidente descartó una renuncia y dijo que “por supuesto que voy a llegar al fin de mi mandato”.
Pero cuando las protestas comenzaban a amainar, al entonces mandatario le tocó enfrentar otro difícil momento: la pandemia de covid-19.
Aunque en un primer momento recibió diversos cuestionamientos por el manejo de esta crisis -con alta tasas de mortalidad y bajos montos en ayuda para las personas- su manejo en las políticas de vacunación lo llevaron a ser ampliamente reconocido, convirtiendo a Chile en un país modelo en la gestión de la crisis sanitaria.
Sin embargo, su popularidad no logró recuperarse y terminó su segundo período con más de un 60% de desaprobación.
Tras dejar el gobierno, Piñera se instaló en sus antiguas oficinas y comenzó a desarrollar distintos proyectos de filantropía a través de sus fundaciones.
En sus últimas entrevistas, criticó a su sector político por no haber logrado un acuerdo para una nueva Constitución. También aseguró que no tenía intenciones de postularse una tercera vez a la presidencia.
A sus cercanos, les decía que estaba disfrutando de sus hijos y nietos. Y de la calma post presidencia.
Tras su fallecimiento, muchos en Chile lo recuerdan como un demócrata y como un conciliador.
Y es que, a pesar de ser un polémico personaje durante toda su vida, sin duda dejó una huella importante en su país.
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