El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) fue registrado en México en 2014. Diez años después, no sólo ha ganado la presidencia del país dos veces -primero con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y ahora con Claudia Sheinbaum-, sino que también se ha consolidado como la principal fuerza política mexicana.
Lo anterior quedó demostrado este domingo, después de que este partido con una corta pero exitosa trayectoria lograra, una vez más, un contundente triunfo: según los resultados preliminares, en el Congreso está muy cerca de obtener las mayorías calificadas, lo que le daría amplias herramientas a Sheinbaum para consolidar sus promesas.
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Morena, junto a sus aliados, también pudo retener el poder en seis de las nueve gobernaciones que estaban en juego. Y también en Ciudad de México, el bastión electoral que ahora será liderado por Clara Brugada, líder social y aliada de Sheinbaum.
“Lo que pasó este domingo demuestra que Morena llegó para quedarse y que es mucho más que la popularidad de AMLO. Hoy se posiciona como el partido mayoritario en México por excelencia, sin ninguna otra fuerza que se le acerque en proporción de votos”, le dice a BBC Mundo Sofía Collignon, analista política mexicana y académica de Queen Mary University of London.
Pero ¿cómo una coalición política que no existía hace 10 años pudo ganar tanta fuerza como para triunfar de esta manera en los últimos comicios mexicanos?
Aquí te lo contamos.
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Morena nació en 2011 como un movimiento social.
Fue fundado por López Obrador, quien en ese momento era militante del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y ya se perfilaba como candidato a la presidencia por segunda vez (la primera había sido en 2006).
Tras una serie de desencuentros con el PRD, López Obrador decidió darle forma al movimiento.
Poco a poco comenzó el proceso de afiliación hasta que en 2014 cumplió con todos los requisitos de la ley para convertirse en partido político.
“Entre 2011 y 2014 hubo una ruptura importante de AMLO con el PRD que tenía que ver con cómo iban a llegar al poder y hacer una transición democrática en el país. Morena, entonces, emergió como un partido mucho más a la izquierda que el PRD”, explica Sofía Collignon.
Siendo un hábil y carismático líder político, analistas apuntan que AMLO sabía que muchos de los votos que había obtenido en las elecciones de 2006 y 2012 eran suyos y no del partido.
Así, al separarse del PRD se llevó consigo parte de su capital político. Y de sus aliados, muchos de ellos figuras prominentes dentro de la izquierda y centro izquierda mexicana.
Esto fue un factor clave en el éxito del partido, asegura Collignon.
“Se llevó gente importante y con mucha visibilidad como Manuel Bartlett (exsenador, exgobernador de Puebla y hoy director de la Comisión Federal de Electricidad) o Marcelo Ebrard (exjefe de gobierno de CDMX)… se llevó mucho del expertise del PRD con la promesa de que iba a hacer política de manera diferente”, indica.
Morena también atrajo dirigentes que habían militado en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y en el Partido Acción Nacional (PAN), de derecha.
Según los registros del partido oficialista, su primer ciclo electoral, donde puso a prueba su fuerza por primera vez, fue en 2015, cuando obtuvo 35 diputados federales y se posicionó como la cuarta fuerza política electoral de México.
Sólo tres años después, en 2018, encabezó la coalición “Juntos haremos historia”, ganando con Andrés Manuel López Obrador la presidencia del país y la mayoría parlamentaria en ambas cámaras del Congreso de la Unión.
Entonces, muchos expertos hablaron del meteórico ascenso de este partido.
En 2021 sufrió un traspié al perder en las elecciones intermedias la mayoría de los dos tercios en la Cámara de Diputados, aunque siguió siendo el partido con mayor representación en el Congreso.
Esto supuso un enorme desafío para los últimos tres años de presidencia de AMLO, quien vio cómo algunas de sus grandes reformas fueron rechazadas.
Según algunos expertos, otro punto importante para explicar el triunfo de Morena es el hartazgo de los mexicanos con el sistema político tradicional.
Hasta antes de la irrupción de Morena, había tres partidos mayoritarios en el país -PRI, PAN y PRD- y formar nuevas coaliciones era una tarea compleja, llena de obstáculos.
Morena representó un cambio, pues se vio como un movimiento alternativo.
Con una narrativa que criticaba fuertemente las políticas capitalistas, junto con la promesa de acabar con la corrupción, comenzó a ganar seguidores.
“Los partidos tradicionales están realmente muy dañados. El PRI tiene muchísimos casos de corrupción. Y los mexicanos están hartos de cómo se han gestionado en el pasado temas tan importantes como la seguridad”, señala la académica Sofía Collignon.
“Y aunque [los problemas] siguen sin ser resueltos, creo que muchos mexicanos apuestan por una nueva visión de país y no por regresar a la visión que tenían los partidos tradicionales, porque ya vieron que no funcionaba”, agrega.
Analistas coinciden en que Morena, además de ser un partido, goza de reconocimiento como un movimiento social. Y eso, dice Collignon, ha hecho que exista un sentimiento identitario fuerte a su alrededor.
“La estrategia funcionó y la idea de posicionar al partido como un movimiento civil, con la consigna de que trabajan para todos, es un factor importante”, afirma.
Ahora, con Claudia Sheinbaum como presidenta, el gran desafío para la coalición oficialista es sacar adelante las promesas de campaña.
Y la llamada “Cuarta Transformación”, un ambicioso proyecto de izquierda que -como la Independencia, la Reforma, y la Revolución de 1910- promete renovar los cimientos de la sociedad mexicana, reduciendo la pobreza y la desigualdad y generando desarrollo en las regiones más abandonadas.
“Al tener una mayoría significativa en el Congreso, los mexicanos dicen: no hay pretextos. Es decir, no hay excusas para que Sheinbaum no implemente las reformas que se quedaron en el tintero con AMLO”, explica Collignon.
Para esto, es clave que Morena mantenga su apoyo. Y, sobretodo, la representación del partido en el Congreso, algo crucial para consolidar sus iniciativas.
“Muchos analistas dicen que la gente que votó por Morena seguirá votando por Morena. Pero sí hemos visto fluctuaciones, como en 2021, cuando el partido no se llevó el carro completo y la oposición fue un contrapeso importante para AMLO”, dice Collignon.
De todas formas, no hay duda de que Claudia Sheinbaum comienza su sexenio con un contundente apoyo detrás.
Y que Morena seguirá haciendo historia al ser la fuerza política más importante de un país de 130 millones de habitantes.
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