Hidalgo.- Un zapato, unas llaves, la cicatriz de una operación o un tatuaje, hasta el más mínimo detalle hace la diferencia, entre estar a la expectativa marchita de la vida y la certeza de una muerte inevitable.
Aquí, en Tlahuelilpan, Hidalgo (México), justo en el punto donde en la noche del viernes estalló una fuga de gasolina, cualquier seña, por mínima que sea, le da un posible rostro a los cuerpos carbonizados que yacen en un campo de alfalfa.
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Entre los familiares de las víctimas se encuentra Manuel Mora, padre de familia quien busca a su hijo de 18 años.
“Mi hijo estaba solo en la casa, un amigo pasó por el y le dijo que había gasolina gratis, ahora no sabemos nada de él”, narra.
El hijo de Manuel no tiene dos dedos, esa podría ser la señal para identificarlo, de no ser porque algunos restos son prácticamente polvo al tacto.
Hasta ahora, de acuerdo con Marco Antonio García Cornejo, director general de la Policía de Investigación de la Procuraduría estatal, solo un cuerpo ha sido identificado con certeza, gracias a un tatuaje que era muy claro. Del resto, dice, no se puede confirmar nada.
Pese a la incertidumbre, hay quienes dicen ya haber identificado a los suyos. Para darles certeza, familiares de las víctimas fueron enviados al ministerio público de Tlahuelilpan y Mixquiahuala, donde deben iniciar el trámite para realizar pruebas de ADN.
El estallido ocurrió la noche del viernes, luego de que traficantes de combustible perforaron un ducto y unas 700 personas, incluidas familias enteras, se lanzaran para llevarse gasolina en contenedores.
Dos horas después se registró una explosión y un gigantesco incendio que dejó al menos 79 muertos y 81 heridos.
Fuente: “El Universal” de México, GDA