Al menos siete personas murieron hoy en Egipto durante nuevas manifestaciones violentas y enfrentamientos entre partidarios del gobierno interino y cientos de opositores, que salieron a las calles en el tercer aniversario de la revuelta contra Hosni Mubarak.
Miles de personas se reunieron en la emblemática plaza Tahrir de El Cairo para dar su apoyo al gobierno, dirigido de facto por el ejército, mientras los opositores, liberales e islamistas que por primera vez se manifestaban juntos, abucheaban a los militares.
Las siete víctimas murieron en enfrentamientos en todo el país entre partidarios y detractores del gobierno.
Uno de los grupos, Estudiantes contra el Golpe, liderado por partidarios de la Hermandad Musulmana, pidió unidad con otros grupos juveniles para “combatir una dictadura fascista, dictatorial y opresiva”.
Partidarios de los militares se reunieron en mítines rivales en otras zonas de la capital y muchos pidieron al general Abdel Fatah al Sisi, el hombre fuerte del país y que lideró el golpe de Estado contra Mohamed Mursi, que se postule a la presidencia.
El viernes seis personas murieron en cuatro atentados contra la policía en El Cairo y otras 15 fallecieron en manifestaciones de partidarios de Mursi. Estos atentados fueron revindicados por Ansar Beit al Maqdes, un grupo que dice inspirarse en Al Qaeda y que actúa en la península del Sinaí.
Una revolución teñida de sangre
El 25 de enero del 2011 se iniciaron las revueltas contra Hosni Mubarak, como parte de la llamada primavera árabe. Tras 18 días de manifestaciones violentas en las que murieron unas 850 personas, Egipto, el país más poblado del mundo árabe, puso fin a treinta años de poder absoluto del ‘rais’.Poco después de su caída, el ejército tomó el poder antes de la convocatoria a elecciones, que fueron ganadas por el islamista Mohamed Mursi en junio del 2012. Pero un año más tarde, el 2013, miles de personas salieron a las calles para pedir su dimisión, acusándolo de querer islamizar el país.El 3 de julio del año pasado, el general Al Sisi, entonces ministro de Defensa y ahora viceprimer ministro, anunció la destitución y el arresto de Mursi.
Desde agosto, más de 1.000 personas murieron en la represión del ejército y miles de miembros de los Hermanos Musulmanes, incluyendo la mayoría de sus dirigentes, fueron encarcelados.