Bagdad (Agencias)
A pesar de los pedidos constantes para que dimita, el primer ministro iraquí Nuri al Maliki anunció que buscará otro período y afirmó que permanecerá en el cargo hasta que sean derrotados los extremistas sunitas que controlan gran parte del país.
Con esta intención de Al Maliki, la crisis política se prolongará en Iraq, que enfrenta la demanda urgente de un nuevo gobierno que pueda unir a la nación, amenazada por el sectarismo que podría dividir al país en tres fracciones debido a sus diferencias étnicas y religiosas.
“No renunciaré nunca a mi candidatura para el cargo de primer ministro”, anunció Al Maliki en un comunicado. “Retirarse del campo de batalla frente a los organizaciones terroristas hostiles al Islam y a la Humanidad significaría una falta de responsabilidad legal, nacional y moral”, agregó.
La ofensiva de los extremistas del Estado Islámico (IS), que han capturado desde junio gran parte del norte y el oeste de Iraq, se debe en parte al descontento de la minoría sunita del país hacia el gobierno chíita de Al Maliki.
Sus críticos acusan al primer ministro de monopolizar el poder y de abonar a la crisis al no impulsar la reconciliación con los sunitas. Al Maliki es primer ministro desde el 2006.
Estados Unidos ha propuesto la integración de un gobierno más incluyente aunque no ha exigido explícitamente la renuncia de Al Maliki.
En lo que podría considerarse una censura contra Al Maliki, el máximo clérigo chiíta de Iraq, el ayatolá Alí al-Sistani, ha exigido a los legisladores la formación inmediata de un nuevo gobierno que tenga capacidad para confrontar la amenaza extremista y unificar al país. Los legisladores no lograron el martes ningún progreso en su primera sesión del Parlamento.