El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, puede haber pospuesto su visita a Oriente Medio, pero para los cristianos palestinos de Belén eso ya no sirve, porque la administración de Donald Trump les estropeó la Navidad.
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La ciudad en la que nació Jesús según el Nuevo Testamento se prepara para las fiestas del domingo y el lunes, cuando se espera que numerosos fieles acudan a la plaza del Pesebre para tomarse fotos con el árbol de Navidad y participar en la misa de medianoche de la antigua iglesia de la Natividad.
En los años buenos, la ciudad se llena de fieles y de turistas desde días antes, pero en esta ocasión había pocos visitantes extranjeros paseando por las callejuelas de la ciudad, plagadas de vendedores de gorros de Papá Noel.
El número de peregrinos en Israel y en los Territorios Palestinos había aumentado notablemente en 2017, hasta que el 6 de diciembre el presidente Donald Trump anunció la decisión de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
Desde entonces, decenas de grupos anularon sus viajes, según el arzobispo Pierbattista Pizzaballa, uno de los más altos dignatarios católicos romanos de Oriente Próximo, y ha habido manifestaciones casi diarias en los Territorios Palestinos.
El anuncio de Trump “creó tensiones en torno a Jerusalén y desvió la atención de la Navidad”, lamentó Pizzaballa.
El vicepresidente estadounidense tenía previsto ir esta semana a Jerusalén y a la iglesia de la Natividad de Belén, pero modificó su programa y anuló su visita a los Territorios Palestinos. Su gira por Medio Oriente finalmente fue pospuesta, oficialmente por motivos internos de Estados Unidos.
Pero según Jane Zalfou, una cristiana de Belén de 37 años, el daño ya está hecho: Trump “mató la alegría” de Navidad.
“Lo que ha ocurrido no es una nimiedad. Hace mucho tiempo que los palestinos esperan el reconocimiento de sus derechos”, declaró.
En Cisjordania y Jerusalén viven unos 50.000 cristianos, un 2% de una población de mayoría musulmana. Muchos de ellos viven en Belén y sus alrededores.
Una parte importante de estos cristianos comparte con los musulmanes una visión nacional de Jerusalén.
Los cristianos palestinos viven con amargura la ironía de ver cómo otros cristianos, los evangelistas estadounidenses de los que forma parte Pence, ejercen una gran influencia en la decisión de Trump y apoyan con tanto fervor a Israel.
Laurie Cardoza-Moore, una influyente evangelista, explica a la AFP que los evangelistas quieren ver a los judíos reconstruir su templo en Jerusalén, lo que se supone que facilitaría el regreso de Cristo.
Los cristianos estadounidenses que apoyan a Israel ignoran totalmente la ocupación de los Territorios, según Mitri Raheb, un pastor de una iglesia luterana de Belén.
A pesar de ser una ciudad santa, Belén es uno de los escenarios frecuentes del conflicto israelo-palestino. El muro de separación de cemento construido por Israel es visible en casi toda la ciudad.
“Por desgracia, Trump y quienes están con él someten a los cristianos de Palestina a su agenda política”, señala Mitri Raheb.
“Es como si hubieran apuñalado por la espalda a los palestinos en general y a los cristianos palestinos en particular”, añade.
“¿Quién le dio ese derecho a Trump? ¡Está claro que no fuimos nosotros!”, se indigna Georgette Qassis, una mujer de 65 años con un chal azul con el nombre de Jesús. “¡Que se vaya al infierno!”.(Fuente: AFP)