Rafaella León, DubaiUna media docena de países de Europa prohíben el niqab (velo islámico integral que cubre todo menos los ojos) en escuelas, hospitales, transporte e instituciones públicas. En Francia (donde la norma rige desde el 2011), la multa por llevar esta prenda es de 150 euros o trabajo comunitario. En agosto una foto de policías en una playa de Niza obligando a una mujer a retirarse el burkini (velo hecho de neopreno o lycra) confirmó que ese país continuará con la prohibición, pese a que la ONU ha exhortado a que esta se levante. Alemania va por ese mismo camino. La canciller Angela Merkel ha señalado que esta prenda es “un obstáculo para la integración” y ha propuesto vetarla en ciertos ámbitos.
Dubái está muy lejos de este debate. En el emirato de los 400 rascacielos y los 50 grados a la sombra, donde el edificio más alto sobre la tierra y el único hotel siete estrellas del mundo compiten en lujo y derroche, el polémico velo no le quita el sueño a nadie. “El uso de la abaya en Emiratos Árabes Unidos es un símbolo de modestia; es la vestimenta nacional y motivo de gran orgullo”, nos cuenta Liz Ramos, diseñadora y artista plástica peruana radicada en Dubái desde hace nueve años. Dice que no está dentro de sus planes convertirse al islam o renunciar a su vestimenta occidental y que hay leyes –no escritas- que uno aprende con el tiempo. “Acá se perdona el pecado pero no el escándalo. Hay reglas que es mejor no transgredir pues las consecuencias pueden ser extremas: cárcel o deportación”.
Existen playas exclusivas para mujeres, donde pueden usar ropas de baño de dos piezas. En las públicas van en burkini, que les cubre de la cabeza a los pies. “Las mujeres deberían poder vestirse con lo que ellas quieran, cubiertas o descubiertas”, nos dice la yemení Najat Al-Shejni. “El niqab es una prenda muy práctica: cuando hay que llevar a los niños al colegio no tengo que quitarme el pijama”.
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Luces y sombras del escritor Bryce Echenique ► https://t.co/wWdkTpNFfJ (vía @elcomercio) pic.twitter.com/yF4XCw1vDG— Revista Somos (@SomosElComercio) 23 de septiembre de 2016