Islamabad. El supuesto secuestro, conversión al Islam y casamiento de dos niñas hindúes ha provocado una tormenta en Pakistán, de mayoría musulmana, donde desde hace años se denuncian las conversiones forzosas de cientos de menores al año para casarlas, sin que se produzcan cambios legislativos para evitarlas.
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El secuestro de Raveena, de 15 años, y de Reena, de 13, fue recibido con indiferencia por las autoridades hasta que un video del padre pidiendo ayuda este fin de semana se hizo viral en las redes sociales y provocó que el primer ministro paquistaní, Imran Khan, reclamase el domingo que las dos niñas fuesen rescatadas.
Horas después del llamamiento de Khan, la Policía arrestó anoche a siete personas relacionadas con los hechos por secuestro y casamiento de menores, entre ellos el clérigo que las convirtió, mientras investigan lo que ocurrió.
Los hechos comenzaron el pasado miércoles cuando seis hombres armados entraron en la vivienda de la familia y se llevaron a las dos niñas a punta de pistola en el pueblo de Hafiz Suleman, en la provincia meridional de Sindh, donde vive la mayoría de los 4 millones de hindúes paquistaníes.
Un día después fueron convertidas al islam en un centro sufí de la zona y tras ello fueron casadas con dos de los secuestradores, contó a Efe un hermano de las niñas, Shaman Das, quien estuvo presente durante el secuestro.
“Mis dos hermanas fueron secuestradas y convertidas a la fuerza al islam. Queremos a nuestras niñas de vuelta a nuestra casa y a nuestra religión”, dijo Das.
A pesar de que los hechos comenzaron el miércoles no fue hasta que se viralizó en Twitter un vídeo del padre de las niñas pidiendo ayuda frente a una comisaría cuando la cuestión despertó el sábado la ira de activistas y políticos.
“Disparadme, disparadme o devolverme a mis niñas. Policía, disparadme”, afirmaba Hari Lal, padre de las menores, en el vídeo que atrajo la atención sobre los hechos.
Los hashtags #forcedconversion (conversión forzosa), #minorities (minorías) y #hindugirls (chicas hindúes) se convirtieron en tendencia en Twitter durante el fin de semana y en algunas ciudades se produjeron pequeñas protestas durante el domingo.
Tras ello, el primer ministro Khan pidió una investigación y la recuperación inmediata de las niñas, según informó en Twitter el ministro de Información, Fawaz Chaudhry.
El asunto tomó un cariz internacional cuando la ministra de Asuntos Exteriores de la India, Sushma Swaraj, escribió en Twitter que había pedido a su embajada en Islamabad un informe sobre el incidente, a lo que Chaudhry respondió que se trataba de un “asunto interno” y que en el país vecino las minorías están “subyugadas”.
Chaudhry además informó de que Khan ha dado instrucciones a los gobiernos de Sindh y Punjab para que formen una estrategia común para poner fin a este tipo de incidentes.
Y es que las denuncias por parte de las minorías de conversiones al islam y casamientos forzados son comunes en este país donde la mayoría de sus 207 millones de habitantes son musulmanes.
Ni las autoridades ni las organizaciones humanitarias saben con exactitud el número de conversiones y matrimonios forzosos, pero la ONG paquistaní Movimiento para la Solidaridad y la Paz calcula que unas 300 hindúes sufren este destino cada año y un número similar de cristianas.
“Creo que hay unas 20 conversiones al mes de niñas hindúes. Ya está bien. El principal problema para los hindúes en Pakistán son las conversiones forzosas”, dijo a Efe el abogado de la ONG Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP), Amarnath Motumal.
El activista agregó que cada vez que hay un escándalo por conversiones el Gobierno emite un comunicado sobre ello, pero después “no hace nada”.
De hecho, el Gobierno de Sindh aprobó en 2016 una ley para registrar los casamientos entre hindúes y que contenía medidas para evitar las conversiones forzosas con fines matrimoniales, pero el gobernador provincial de entonces paralizó la legislación sin dar motivos.
HRCP ha reclamado tras el caso de las dos niñas que el Gobierno tanto provincial como nacional tome medidas para evitar las “fáciles conversiones”, que “no se ven como un crimen” en estos momentos.
“El Estado tiene una responsabilidad con todos sus ciudadanos de proteger su libertad de religión o creencia”, aseveró la ONG.
Fuente: EFE