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Peshawar. La masacre en una escuela militar que ha conmocionado a Pakistán y al resto del mundo tuvo una consigna clara: matar con un tiro en la cabeza y al grito de Alá (Dios en árabe), según el relato de los sobrevivientes al ataque talibán en la ciudad de Peshawar, que dejó 148 muertos, 132 de ellos niños.
¡Alá es el más grande!, fue lo que oyó el adolescente de 16 años, Shahrukh Khan, antes de que una ráfaga de balas lo ensordeciera.
El muchacho, que logró sobrevivir tras fingir su muerte para pasar desapercibido durante el atentado, narró desde el hospital el momento en el que se encontraba junto a sus compañeros en el auditorio del colegio cuando cuatro hombres armados ingresaron.
“Alguien nos gritó que nos agachásemos y escondiéramos abajo de las mesas”, dijo Khan en declaraciones recogidas por la agencia AFP. “Uno de ellos gritó: 'Hay muchos chicos debajo de los bancos, vayan a buscarlos'”, añadió.
Otro estudiante, Ahsan Mukhtar, afirmó que su profesor les dijo a todos que se agacharan y se desplazaron al final del aula. “Después de una hora, cuando la situación se calmó, el ejército vino a rescatarnos”, declaró.
“Cuando salimos de las clases vimos los cadáveres de nuestros amigos en el pasillo. Estaban llenos de sangre. A algunos les habían disparado tres veces y a otros cuatro”, relató un alumno del colegio.
Otros como Mudassir Awan trabajaban en el colegio y tardaron en darse cuenta de lo que realmente estaba sucediendo.
Awan contó a la agencia Reuters que vio a través de la ventana cómo varios hombres escalaban las paredes del colegio.
“Pensamos que los niños estaban jugando a un juego. Pero luego nos dimos cuenta de que eran hombres armados. Cuando comenzaron a disparar, salimos corriendo a nuestras clases”, explicó Awan, añadiendo que entraban “en todas las clases y se dedicaban a asesinar a los niños”.
El objetivo del ataque, según los propios talibanes, era provocar dolor. El mismo que dicen ellos sufrir con los bombardeos de Estados Unidos y la política de Pakistán.
Las víctimas “fueron ejecutadas de una bala en la cabeza”, indicó el ministro provincial de Información, Mushtaq Ghani, que dio cuenta de los fallecidos y heridos graves en esta escuela de Peshawar, la principal ciudad del noroeste de Pakistán.
El portavoz militar, Asim Bajwa, dijo que hubo siete atacantes, y que todos llevaban chalecos llenos de explosivos. Los agresores no querían tomar rehenes, sino que irrumpieron y empezaron a disparar.El espantoso episodio, obra de un número relativamente pequeño de milicianos del grupo talibán Tehreek-e, un grupo armado paquistaní que trata de derrocar al gobierno, también envió decenas de heridos a los hospitales locales mientras padres aterrados buscaban a sus hijos.“Mi hijo estaba vestido de uniforme esta mañana. Ahora está en un ataúd”, se lamentó un padre, Tahir Ali, cuando llegó al hospital a recoger el cuerpo de su hijo de 14 años, Abdulá. “Mi hijo era mi sueño. Han matado a mi sueño”.El ataque comenzó por la mañana cuando una media docena de hombres armados entraron en la escuela - y dispararon al azar, indicó el policía Yaved Jan. Comandos militares llegaron pronto al lugar e intercambiaron fuego con los asaltantes, señaló. Imágenes de la televisión paquistaní mostraban a los estudiantes, vestidos con sus uniformes verdes, huyendo del lugar.
UN BLANCO DÉBIL
Esta escuela, cuyos estudiantes tienen entre 10 y 18 años, está ubicada en la ruta entre Peshawar y Warsakm y forma parte de una red de 146 establecimientos para hijos de personal militar. Sin embargo, también asisten hijos de civiles, y muchas veces las mujeres de los agentes ejercen como profesoras. Mohamed Umar Jorasani, portavoz del TTP, reivindicó el ataque y dijo que los militantes utilizaron a francotiradores y a suicidas. “Se les ordenó disparar a los estudiantes más mayores, pero no a los niños”, afirmó a la AFP y declaró que el objetivo de la operación era vengar a sus combatientes muertos en la ofensiva militar contra ellos en sus bastiones cerca de Peshawar.El TTP, principal grupo islamista del país, es una organización cercana a Al Qaeda, que se enfrenta al gobierno desde el 2007.“Realizamos una investigación en la cual determinamos que los hijos de varios altos responsables militares estudian en esa escuela”, dijo a la AFP Jorasani. Para Talat Masood, general retirado y especialista en seguridad, esta operación tiene un doble objetivo, táctico y militar. “Apuntan hacia blancos débiles esperando que esto tenga un fuerte impacto, especialmente a nivel psicológico, en la población. Los talibanes esperan que atacando a niños, van a hacer bajar el apoyo a las operaciones militares contra ellos”, explicó.Pakistán lleva a cabo una lucha contra los grupos islamistas en sus regiones semiautónomas desde 2004, cuando su ejército entró en el área para buscar combatientes de Al Qaeda que huían de Afganistán ante la presión estadounidense.
Fuente: Agencias