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Peter Edward Kassig es un ex soldado del ejército estadounidense. Tiene apenas 27 años y se dedicaba a la ayuda humanitaria, asistiendo heridos y refugiados en Siria.
Su historia fue conocida por diversos medios antes de ser capturado por el Estado Islámico. Los islamistas lo acaban de presentar como el siguiente rehén que morirá si no cesan los ataques de la coalición internacional.
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La primera vez que llegó a Iraq, aún formaba parte de las tropas americanas. Tiempo después, sufrió una lesión que le impidió continuar en el campo de batalla por lo que lo retornaron a Estados Unidos.
En aquella época, decidió que estudiaría Ciencias Políticas y también solía entrenarse para carreras de velocidad.
No obstante, Kassig sentía que eso no era suficiente para llenar su vida. En un reportaje a la CNN, en el 2012, dijo: “Yo necesitaba un desafío, sentir que tenía un propósito”.
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Por ello, Kassig se convirtió en técnico de emergencias médicas y partió al Medio Oriente sin predecir lo que lo esperaba.
“Fui al Libano porque quería entender mejor mi papel en el conflicto en Iraq y su impacto sobre Medio Oriente, desde una perspectiva personal y desde la perspectiva del mundo árabe”, habría declarado años atrás a The New York Times.
Kassig también fundó su propia organización humanitaria, llamada SERA. “Puedo elegir entre ser un hombre que entrega antibióticos para mujeres y niños o puedo ser aquel que carga un arma de fuego”. Kassig escogió el primer camino.
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