Magalia, California. Hace diez años, cuando dos incendios forestales se acercaban a la localidad de Paradise, los residentes huyeron en sus vehículos pero se atoraron en un embotellamiento. Ante ello, las autoridades diseñaron un plan de evacuación escalonado, el cual utilizaron frente a un incendio la semana pasada.
Sin embargo, los planes cuidadosamente elaborados de Paradise rápidamente se convirtieron en un éxodo en pánico el 8 de noviembre. Algunos sobrevivientes dijeron que, para cuando recibieron las alertas, las llamas ya estaban demasiado cerca y apenas pudieron escapar. Otros señalaron que no recibieron ninguna advertencia.
Ahora, con por lo menos 63 personas muertas y más de 630 desaparecidas en el incendio forestal más letal en Estados Unidos en un siglo, las autoridades enfrentan cuestionamientos sobre si aplicaron el enfoque adecuado.
Lo ocurrido también es una lección para otras comunidades en el oeste del país que podrían verse amenazadas a medida que el cambio climático y los bosques con exceso de maleza contribuyen a unas temporadas de incendios más grandes y destructivas.
Reeny Victoria Breevaart, que vive en Magalia, una comunidad boscosa con 11.000 habitantes ubicada al norte de Paradise, dijo que no pudo recibir alertas porque los celulares no funcionaban. También se quedó sin electricidad.
Poco más de una hora después de que se emitió la primera orden de evacuación a las 8 de la mañana, dijo, sus vecinos acudieron a la puerta de su casa para decirle: “Tienes que irte de aquí”.
Shari Bernacett, que con su esposo administraba un parque de casas rodantes en Paradise donde también vivía, recibió un texto que le ordenaba evacuar.
“En cuestión de minutos, las llamas estaban a nuestro alrededor”, comentó. Bernacett empacó dos bolsas de lona mientras su esposo y otro vecino tocaban las puertas de cada casa rodante, gritándole a la gente que tenía que abandonar el lugar. La pareja tomó a su perro y manejó entre llamas de cuatro metros (12 pies) de altura para lograr escapar.
Tras el desastre, los sobrevivientes dijeron que las autoridades necesitan diseñar un plan para contactar a los residentes que no tienen señal en el celular en el terreno montañoso o que ni siquiera poseen uno.
En su defensa, el jefe del Departamento de Policía del condado de Butte, Kory Honea, dijo que las órdenes de evacuación se emitieron a través de 5.227 correos electrónicos, 25.643 llamadas telefónicas y 5.445 mensajes de texto, además de los avisos en las redes sociales y el uso de altavoces.
Cuando el servicio telefónico dejó de funcionar, las autoridades acudieron a los vecindarios con megáfonos para decirle a la gente que evacuara y que eso salvó algunas vidas.
Honea manifestó que estaba muy ocupado con la emergencia y la recuperación de restos humanos para analizar cómo había salido la evacuación. Pero indicó que fue una situación que avanzó con rapidez y que había sido muy grande y caótica, además de que no había suficientes elementos del orden público para salir y alertar a todos. Fuente: AP