Devastación sobre un país devastado.
El este de Afganistán vive este miércoles las terribles consecuencias de un fuerte terremoto que dejó al menos 1.000 muertos y 1.500 heridos.
Se trata del sismo más mortal que vive el país en dos décadas.
El terremoto de magnitud 6,1 golpeó con fuerza en la provincia de Paktika, una zona fronteriza con Pakistán, donde la gente lleva una vida precaria.
Afganistán atraviesa una crítica situación económica y social desde hace décadas y desde agosto pasado está bajo el poder del Talibán.
“La gente está cavando tumba tras tumba”, aseguró este miércoles tras el terremoto Mohammad Amin Huzaifa, jefe del Departamento de Información y Cultura de Paktika.
El funcionario explicó que la lluvia empeoró la situación en estas áreas de difícil acceso en las montañas y que “todas las casas están destruidas. La gente sigue atrapada bajo los escombros”, según dijo a la agencia AFP.
Mientras tanto, el líder supremo del país, Hibatullah Akhundzada, advirtió que el número de víctimas probablemente aumentaría aún más.
El gobierno talibán pidió ayuda internacional para hacer frente al desastre.
“Sabemos que varios distritos en la provincia de Paktika son los más afectados, pero también está lloviendo a cántaros y eso dificulta llegar a estas comunidades. Es difícil saber el alcance del horror que se vivió en las últimas 24 horas”, le dijo a la BBC, Sam Mort, representante de Unicef en Afganistán.
Mont, que se encuentra en Kabul, confirmó que el gobierno talibán se comunicó con Naciones Unidas para pedir asistencia y trabajar en conjunto para ayudar a las comunidades más afectadas.
Los recursos “son muy limitados. La respuesta a la emergencia en las comunidades básicamente se lleva a cabo con las manos de la gente... Esto es un gran desafío en medio de los escombros, la lluvia y el barro”, describió la vocera de Unicef.
Mont aseguró que el terremoto no podría haber sucedido en un peor momento por la precaria situación que vive el país, sobretodo tras la toma del poder por parte del Talibán.
El país “está en medio de la peor sequía en 37 años. Hay una crisis de desnutrición crónica. Un millón de niños menores de 5 años viven en riesgo de desnutrición severa. Hay enfermedades prevenibles, como el sarampión y la diarrea, que se propagan y que se están cobrando la vida de niños”, detalló.
“Tenemos un país en el que el 97% de la población está al borde de la pobreza. La gente no puede alimentarse por sí misma. Es una situación muy, muy desafiante. Y ahora encima de esto, la comunidad rural más empobrecida tiene que lidiar con un terremoto”, resume Mort.
Afganistán es un país propenso a los terremotos, ya que se encuentra en una región sísmicamente activa.
En los últimos 10 años, más de 7.000 personas han muerto a causa de terremotos en el país, informa la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
El Talibán gobierna el país: los islamistas de línea dura se apoderaron de Afganistán el año pasado, casi 20 años después de ser derrocados por una coalición militar liderada por Estados Unidos.
Hay una crisis alimentaria: más de un tercio de las personas no pueden satisfacer sus necesidades básicas y la economía está en apuros, ya que la ayuda exterior y el efectivo se agotaron cuando los talibanes tomaron el poder.
Los derechos de las mujeres están restringidos: se les ordenó que se cubran la cara en público y a las adolescentes no se les permitió ir a la escuela.
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