“Juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como el presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres”. Fue el 23 de enero cuando el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, pronunció estas palabras en medio de una multitudinaria manifestación en Caracas, y pese a que unos 50 países, entre ellos el Perú, le han dado su respaldo y endurecido el cerco contra el régimen de Nicolás Maduro, este continúa en el poder.
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¿Fracasó Guaidó, así como le ocurrió en el 2014 a su mentor político, el exprecandidato presidencial Leopoldo López? ¿Perdió su oportunidad de acabar con los 20 años del chavismo? Expertos consultados por El Comercio no creen que aún se pueda dar por derrotado al diputado opositor, pese a los errores de cálculo en los que ha incurrido, pero advierten que su liderazgo no está blindado.
“No creo que podamos decir que la posibilidad de lograr un cambio político se ha cerrado por completo, lo que sí es cierto es que las primeras opciones puestas sobre el tapete han quedado descartadas”, afirma Juan Manuel Trak, politólogo del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello.
“La fractura militar tal como se había planteado parece que no ocurrirá, pero eso no quiere decir que dentro del sector castrense no se estén estudiando otras opciones como la mesa de negociación de Noruega y que continúa ahora en Barbados. La continua presión interna y externa podría llevar al régimen a optar por una salida ordenada y menos radical de lo que muchos esperan. La negociación es una posibilidad”, señala.
En similares términos se pronuncia la analista Carmen Fernández: “A Guaidó le ha tocado una tarea complicada y en ella él y su equipo han cometido errores de cálculo importantes, como la oferta de la entrada de la ayuda humanitaria el 23 de febrero y el fallido alzamiento del 30 de abril. Han sido errores costosos, no dieron los resultados esperados. No obstante, ninguno de esos episodios mermó significativamente el afecto popular hacia Juan Guaidó”.
Esta afirmación es corroborada por Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, una de las encuestadoras más prestigiosas de Venezuela, y quien apunta que en mayo el mandatario interino tenía una aceptación del 61% y en junio de 56%. Según él, “hay una merma pero no es alarmante, además sigue siendo el dirigente opositor más valorado y el que menos rechazo genera”. “Lo que hay es una menor esperanza de que el cambio político se dé en el corto plazo y eso explica por qué las últimas manifestaciones opositoras han sido menos multitudinarias”, señaló.
protestas callejeras diarias, en promedio, se han registrado en Venezuela en el primer semestre del 2019. Ha habido 10.477 manifestaciones en total.
—Sigue como esperanza—
¿Por qué la opinión pública no ha castigado a Guaidó si no ha logrado su meta? Fernández, que dirige la consultora Dataestrategia, opina: “Guaidó surgió en el momento en que la sociedad estaba deprimida y con él ha recobrado la esperanza de cambio, por lo que no lo va a soltar hasta no tener otra mejor opción”.
Aunque a primera vista pareciera que Guaidó no tiene motivos para preocuparse, León advierte que esto podría cambiar en semanas: “El tiempo juega contra la oposición. Si la crisis se prolonga y no hay visos de solución, podría quedar pulverizada”.
¿Qué escenarios se avizoran? Los tres consultados descartan un quiebre en la alianza entre Maduro y la cúpula militar. “Se sobreestimó la capacidad de los sectores descontentos de las FF.AA. para articularse contra el gobierno y se subestimó la capacidad del régimen de reprimir”, apunta Trak, mientras que Fernández recuerda que históricamente los uniformados venezolanos prefieren dar respuestas consensuadas a enfrentarse entre sí.
Apuntan a los diálogos auspiciados por Noruega como la alternativa para la salida de Maduro mediante unas elecciones con medianas condiciones de igualdad. ¿Esta opción no supone la confirmación del fracaso de la estrategia opositora, y de parte de la comunidad internacional, de abierta confrontación con el chavismo? León cree que no. “Lo que los sectores radicales del chavismo y de la oposición no entienden es que las conversaciones son otra forma de lucha y no su sustituto. Ambos bandos necesitan negociar: Maduro porque necesita mantener tranquilos a los militares y la oposición porque necesita oxigenarse”.
—Se reanudan las negociaciones—
En medio de las fricciones generadas tras la detención de dos integrantes del equipo de seguridad de Juan Guaidó, el chavismo y la oposición retomaron ayer las negociaciones en la isla caribeña de Barbados, promovidas por Noruega, para abrir el camino a un diálogo que permita una salida pacífica a la crisis.
“Ya no más el expediente de violencia. Ya no más de recurrir a salidas extraconstitucionales”, señaló el ministro de Comunicación y delegado del Gobierno, Jorge Rodríguez.
“¡Seguimos trabajando hasta alcanzar nuestra meta!”, tuiteó el jefe de la delegación opositora y vicepresidente de la Asamblea Nacional, Stalin González, quien indicó que el objetivo es “poner fin al sufrimiento de los venezolanos”.
Noruega ha instado a los negociadores a tomar la “máxima precaución en sus comentarios y declaraciones respecto al proceso”.