Cuando la tormenta política parecía empezar a amainar en Venezuela, una noticia inesperada la reavivó de nuevo.
La oposición venezolana denunció la detención de Roberto Marrero, jefe de despacho del autoproclamado presidente Juan Guaidó, por parte de las fuerzas de seguridad leales a Nicolás Maduro, a quien Guaidó disputa el poder legítimo en el país.
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Este jueves Guaidó calificó de “secuestro” la captura de su colaborador más cercano y repitió que Venezuela vive bajo “una dictadura”.
El arresto de Marrero, sobre el que las autoridades venezolanas no han informado aún, reactivó las denuncias de la oposición y suscitó la condena de Estados Unidos y otros países que reconocen a Juan Guaidó como presidente interino del país.
También aumentó el temor de que pueda ser el inicio de una escalada que desemboque en la detención del propio Guaidó.
¿Qué sucedió?
El también diputado opositor venezolano Sergio Vergara denunció que el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) allanó su domicilio y el de Marrero, que fue detenido.
Vergara vive en el mismo edificio que Marrero en Caracas.
“Lo secuestraron y le sembraron armas”, dijo Vergara en un video publicado en su cuenta de twitter.
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Poco después, era el propio Guaidó desde su cuenta de Twitter el que denunciaba la situación.
Pese a que sus compañeros de filas confirmaron que a Marrero lo habían sacado agentes de inteligencia de su domicilio a altas horas de la madrugada, las autoridades no han dado ninguna explicación y se desconoce el paradero de Marrero.
Tampoco han atendido los requerimientos de la oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas para que informen del paradero del político opositor.
Marrero es un veterano dirigente del partido Voluntad Popular, al que también pertenece Guaidó, y fue uno de los abogados de Leopoldo López, dirigente del partido que lleva privado de libertad desde el 2014 por su participación en la protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro de aquel año.
¿Por qué llega ahora esta detención?
Desde que Juan Guaidó se autoproclamara presidente interino de Venezuela el pasado 23 de enero, invocando la Constitución y acusando a Nicolás Maduro de “usurpar” el cargo de presidente, la posibilidad de su detención ha flotado en el ambiente.
Guaidó desobedeció la prohibición de abandonar el país que le impuso el Tribunal Supremo a instancias de la Fiscalía cuando apareció en Cúcuta, Colombia, en un concierto organizado allí para exigir a Maduro que permitiera el ingreso de lo que la oposición y sus aliados describieron como “ayuda humanitaria” para Venezuela.
Diosdado Cabello, uno de los más influyentes dirigentes chavistas llegó a insinuar que Guaidó sería detenido a su regreso a Venezuela, pero Maduro ha pedido calma en varias ocasiones a sus seguidores que le pedían apresarlo.
“Ustedes saben que no me temblará la mano para hacer justicia en Venezuela”, llegó a decir en una de las manifestaciones a favor del gobierno.
Guaidó sigue libre y este mismo jueves, pocas horas después del arresto de su más cercano colaborador, daba una rueda de prensa en Caracas en la que dijo: “Como no pueden llevarse preso al presidente encargado, entonces buscan a los colaboradores más cercanos”.
¿Y cuál es la razón por la que no se puede detener al “presidente encargado”?
El propio Guaidó citó como una de las principales “el apoyo internacional”.
Advertencias
Altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos, desde el vicepresidente, Mike Pence, hasta el secretario de Estado, Mike Pompeo, pasando por el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, han reiterado sus advertencias a Maduro de que cualquier movimiento contra Guaidó se encontraría con una firme respuesta estadounidense.
Pero esos avisos parecen haber perdido fuerza después de que las fuerzas del orden de Maduro repelieran el intento de hacer ingresar la “ayuda humanitaria” en el país, el pasado 23 de febrero sin que esto motivara una respuesta más allá del recrudecimiento de las sanciones económicas impuestas por Washington.
La posibilidad de una intervención militar con la que muchos habían especulado, incluido el gobierno de Donald Trump, se evaporó a las pocas horas, cuando los países latinoamericanos del Grupo de Lima, aliados de Estados Unidos en la batalla contra Maduro, la descartaron explícitamente.
Ahora, frenado aquel ímpetu, son el gobierno y su aparato policial quienes toman la iniciativa.
Phil Gunson, analista del International Crisis Group, centro de análisis internacional, dijo a BBC Mundo que el gobierno “parece estar intentando lanzar un mensaje a Guaidó y también medir la reacción internacional” al apresar no al líder del desafío opositor, sino a su más cercano colaborador.
¿Qué puede pasar ahora?
El arresto de Marrero tiene varias lecturas.
Gunson explica que Maduro “tenía la opción de empezar a negociar en serio la convocatoria de unas elecciones supervisadas por la comunidad internacional, lo que significaría el riesgo de perder el poder, o mantenerse en el poder por la vía de la fuerza”.
“Parece que se han inclinado por esto último”, concluye.
El experto no descarta que la apuesta del gobierno sea la “de dificultar la labor de Guaidó por la vía de arrestar a sus más cercanos colaboradores”.
En las filas de la oposición la preocupación es visible y en el equipo de Guaidó algunos se preguntan ya en voz alta si habrá más detenidos y quiénes serán, un riesgo del que el propio Guaidó no está libre.
“Hoy, al menos hoy, no se atreven”, dijo el líder opositor.
La detención de Marrero motivó una nueva cascada de declaraciones de solidaridad de sus aliados internacionales. Desde Washington, el gobierno de Donald Trump reiteró su apoyo a Guaidó y anunció que los responsables de Marrero tendrían que pagar las consecuencias.
Pero no está claro que esas consecuencias vayan a ir más lejos de unas sanciones que iban a llegar de una u otra manera.
A la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos, Gunson apunta que “si la reacción a la detención de Marrero se queda en lo meramente declarativo, entonces Guaidó va a empezar a estar en serio peligro”.