EN CONTRA Patricia Teullet / Economista ¿La Talara sí?
Tal como estaba previsto, se inició la modernización de la refinería de Talara, en medio de discursos políticos a favor y cifras en contra.
Las cifras develan requerimientos de inversión de US$2.700 millones por parte de Petro-Perú. Como la empresa no es tan atractiva como para obtener este monto en buenas condiciones en el mercado financiero, se necesitará de la garantía del Estado; es decir, que el Estado Peruano respaldará a la empresa ante cualquier incumplimiento.
Entre los argumentos a favor de invertir en Talara están los discursos nacionalistas que nos dicen que no debemos depender de terceros países en un recurso estratégico. Lo paradójico es que con esta misma lógica no se fomente la exploración y explotación de nuevas fuentes de energía y que se demoren proyectos de inversión privados que las garantizan.
Recordemos: refinar combustible es un proceso industrial que de poco sirve si no se tiene crudo disponible. Y el crudo continuará importándose porque el Perú es deficitario en su producción.
Otro de los argumentos para defender esta inversión es el ambientalista, que subraya la necesaria reducción del contenido de azufre del combustible. Debemos recordar que hace 10 años se determinó la obligación de mejorar la calidad del combustible. Pero esta mejora socialmente rentable requiere ser complementada con la rentabilidad económica que provendrá de un aumento en el volumen de combustible que se refine y comercialice refinado.
Además, si es que antes no se toman medidas para renovar nuestro parque automotor con vehículos viejos, solo se estaría consumiendo combustible limpio para continuar llenándonos de gases contaminantes. Y la paradoja acá es que, teniendo los recursos, el Estado ha ignorado oportunidades de bajo costo y alto impacto que mejorarían la calidad del aire de manera casi inmediata.
Para algunos el proyecto de invertir recursos públicos en una empresa que bien podría estar en manos privadas es el último vestigio de la gran transformación y el costo que se debe asumir por haber logrado frenar proyectos más dramáticos de intervención del Estado en la economía. Muy pocos temen que signifique que la gran transformación todavía da coletazos y más bien consideran que es una manera de mantener calmado al dragón que reclama más ofrendas en la forma de creación de empresas estatales, que en el mejor de los casos están orientadas a satisfacer los sueños empresariales de quienes no tienen capacidad para hacer empresa con sus propios recursos.
Así, quienes han terminado aceptando, de buena o mala gana, el proyecto dicen que este tiene candados suficientes para evitar la tentación de desenfreno de gastos o incursión del Estado en actividades de mayor riesgo, como sería la de exploración.
Ojalá sea así. Y para minimizar los riesgos que esta ofrenda al nacionalismo pudiera representar, es imprescindible rescatar uno de los temas que se ha discutido alrededor del mismo: la apertura de su accionariado.
Los resultados de esta medida sí que serían un indicador interesante de cuán bien ha sido y está siendo manejada la empresa, y de cuán atractiva resulta para los inversionistas privados. Sin embargo, si esta apertura no se da en un plazo muy corto, sería momento de volver a calibrar el riesgo que esta aventura empresarial del Estado podría significar.
A FAVOR Héctor Reyes / Presidente del directorio de Petro-Perú. Megaproyecto
Un momento histórico y de gran trascendencia para el desarrollo del país se vivió en Talara el 29 de mayo del presente año, al suscribirse el contrato entre Petro-Perú y la empresa Técnicas Reunidas de España para la ejecución del Proyecto Modernización de Refinería Talara (PMRT). En ese acto se colocó la primera piedra que simboliza el inicio de los trabajos que culminarán con la puesta en marcha de una nueva refinería de Talara de 95 mil barriles por día de capacidad.
El costo total del PMRT asciende aproximadamente a US$ 3.500 millones y ha sido validado por entidades independientes de incuestionable prestigio internacional. El 78% de esa inversión (US$2.730 millones) será financiado por Petro-Perú y el 22% restante (US$ 770 millones) por empresas privadas mediante la modalidad de tercerización (‘outsourcing’) a través de licitaciones internacionales. Cabe recordar que PetroPerú no recibe fondos del Tesoro Público (contribuyentes), por lo cual financia sus propias inversiones.
El PRMT comprende la construcción de nuevas instalaciones industriales para producir diésel 2, gasolinas y gas licuado de petróleo (GLP) con un contenido menor a 50 partes por millón de azufre. Ello permitirá mejorar significativamente la calidad del aire, lo cual incidirá directamente en beneficio de la salud de la población peruana. Así, se logrará reducir el impacto social de enfermedades broncopulmonares derivadas de gases azufrados y partículas provenientes de combustibles, cumpliendo la Ley N° 28694 de Regulación de Azufre en Diésel.
Por otro lado, el PRMT busca también disminuir las importaciones de combustibles líquidos y mejorar la balanza comercial de hidrocarburos mediante el aumento de aproximadamente 50 % de la producción de combustibles de alta calidad (de 65 mil a 95 mil barriles por día). Además, se podrán procesar crudos pesados nacionales disponibles en nuestra Amazonía y de menor precio. El uso de la tecnología de flexicoking permitirá a su vez convertir productos residuales en destilados y con ello mejorar la rentabilidad de la refinería. Finalmente, el PRMT promoverá el empleo y el desarrollo económico de Talara y la macrorregión norte.Es importante resaltar que antes de aprobarse este proyecto, Petro-Perú evaluó otras alternativas como la importación de combustibles, la instalación de unidades solo de desulfurización en la refinería existente y la construcción de una nueva refinería en otra ubicación, entre otras alternativas que no resultaban rentables.
Durante la etapa de construcción (60 meses) se estima que el PRMT logrará aumentar en aproximadamente 0,4% del PBI nacional y 9,5% del PBI de la región Piura. En esa etapa también aportará tributos e impuestos para el Estado Peruano que superen los US$370 millones. Igualmente, mejorará la balanza comercial de hidrocarburos al disminuir las importaciones de diésel, gasolinas y petróleo en US$2.200 millones. Cuando se inicie la operación de la nueva refinería (a partir del 2019), se estima que se logrará un aumento de aproximadamente 0,2% del PBI nacional y 3,9% del PBI de la región Piura.
Se trata de un proyecto rentable y viable que contribuirá al progreso y desarrollo del país, y asegurará un mejor abastecimiento de combustibles en todos los rincones del territorio nacional. Cuando acabe la construcción, la nueva refinería de Talara será la de mayor complejidad industrial en el Perú y una de las más modernas de la región.