¿Cómo es que Argentina ha llegado a una situación en la que prácticamente se encuentra rehén de un grupo de acreedores hostiles, liderados por Elliot, con riesgo de afectar su calificación crediticia internacional y su comercio exterior de manera significativa? Esta situación que ha determinado que desde el 30 de julio se encuentre en cesación de pagos con todos sus acreedores viene, en realidad, de varios años atrás.
Un poco de historia. De 1994 al 2001 –gestión de Domingo Cavallo como ministro de Economía– Argentina emitió bonos por US$82 mil millones, denominados FAA por sus siglas en inglés. Los contratos quedaron sujetos a las leyes y tribunales de Nueva York. Con la posterior debacle económica argentina del 2001, el país dejó de honrar sus obligaciones con todos sus acreedores externos. Luego de varios años de negociaciones, del 2005 al 2010 el país ofreció un intercambio de deuda por medio del cual los dueños de los bonos FAA aceptaron “voluntariamente” descuentos significativos en sus deudas y, a cambio, recibieron nuevos bonos.
El total de acreedores que aceptaron estos descuentos representó aproximadamente el 91% de bonos FAA (es decir, US$74,5 mil millones), mientras que un pequeño grupo de acreedores no aceptó este descuento, exigiendo que se les pagara el 100% de sus acreencias. Estos acreedores rebeldes iniciarían, a partir del 2003, un total de 11 juicios ante la Corte Sur de Nueva York.
Durante una década, los acreedores han litigado para que se les reconozca su derecho a cobrar la totalidad de lo que Argentina se comprometió a pagar cuando emitió los bonos FAA. Las sentencias favorables a los acreedores hostiles fueron materia de apelación por parte de Argentina, pero la Corte de Apelaciones siguió dando la razón a los acreedores. El 16 de junio reciente, la Corte Suprema de Estados Unidos, que solo acepta revisar sentencias en contadas oportunidades, se negó a oír los argumentos de Argentina. Con ello, el fondo del asunto quedó definitivamente cerrado ante los tribunales estadounidenses.
En ejecución de la sentencia, la Corte de Nueva York ha permitido que los acreedores obtengan órdenes de embargo sobre fondos de Argentina en diversas jurisdicciones del mundo. Como señala un juez en su sentencia, “los acreedores aceptaron ofertas de intercambio de US$0,30 por lograr seguridad y el evitar la carga y riesgo de litigar por sus derechos en los bonos FAA. Ellos conocían perfectamente que otros dueños de bonos FAA estaban buscando obtener el pago del 100% de sus acreencias a través de procesos judiciales”. Es decir, el juez resalta el elemento central de toda renegociación de deuda: debe ser “voluntaria”.
¿Qué ha venido haciendo desde hace algún tiempo Argentina? Tratando de politizar el tema, como si fuera una venganza contra el país. De lo que no se ha dado cuenta es que en algún momento tendrá que reconocer que hay un sistema judicial que ha actuado tal y como lo viene haciendo desde hace muchos años.
No se trata de un tema de justicia o injusticia. Hoy las tres calificadoras importantes (Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s) han bajado la calificación crediticia de este país a ‘default’ selectivo o restringido, respectivamente. ¿Cómo saldrá Argentina de este quilombo en el que se encuentra?